Una sociedad panameña presidida por Jürguen Mossack, uno de los jerarcas del Grupo Mossack Fonseca, centro del escándalo de los Papeles de Panamá como base mundial del registro de sociedades “offshore” en paraísos fiscales para eludir impuestos, fue propietaria hasta 2005—sin saberlo—de una de las mansiones que el narcotraficante mexicano Rafael Caro Quintero compró en 1985 en Costa Rica.
El informe, parte de la masiva filtración de documentos conocida como los Papeles de Panamá, fue revelado ayer por el Semanario Universidad, publicación de la estatal Universidad de Costa Rica a la que el Consejo Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) le entregó acceso a los nexos costarricenses de las operaciones del Grupo. La trama de los Papeles de Panamá fue destapada el pasado 3 de abril como vía usada por empresarios, políticos, artistas, deportistas y criminales para evadir tributos.
El rotativo precisó que “la referencia a la participación de Mossack en la sociedad del narcotraficante se encuentra en un intercambio de correos que forma parte de la filtración de documentos del bufete panameño”.
Acusado de los asesinatos en febrero de 1985 del estadounidense Enrique Camarena, agente antidroga de Estados Unidos, y del piloto Alfredo Zavala, Caro Quintero huyó en marzo de ese año a Costa Rica, donde fue capturado y deportado a México, con varios de sus principales colaboradores, en abril siguiente.
Pero el paso de Caro Quintero por Costa Rica, donde hizo inversiones, dejó una secuela de misterio, pese a que fue enviado a México, donde purgó 28 años de prisión, quedó libre en 2013 y ahora está en fuga.
Duda por accionistas
La sociedad es Compañía Monte Carlo S.A. y aunque el reporte reveló los nombres de Mossack y de Diva de Donaldo y María Buyacán como otros dos directores y también miembros del Grupo, quedó en duda quién o quiénes son los accionistas que acudieron al bufete a crearla.
Tras la deportación del narcotraficante, el gobierno de México cedió al de Costa Rica los bienes confiscados en suelo costarricense. Una de las mansiones, ubicada en Coronado, al noreste de esta capital, fue asignada por el gobierno al Comité Olímpico Nacional (CON) y estuvo ligada a Mossack Fonseca.
La residencia “se mantuvo resguardada por mucho tiempo bajo una sociedad que presidía Jurguen Mossack”, reveló Universidad. Rigoberto Coronado, colaborador de Mossack Fonseca, recibió en marzo de 2005 a los costarricenses Jorge Nery Carvajal, presidente del CON, y Adrián Pearson, secretario general, quienes le pidieron intervenir para que esa instancia deportiva asumiera la propiedad de la casa. Coronado respondió que los directores carecían de esa potestad.
Tras la visita, y en un correo electrónico de marzo de 2005, Coronado informó a sus jefes de Mossack Fonseca que “parece que el dueño real de ese inmueble y por ende de la sociedad, era un narcotraficante de nombre Rafael Caro Quintero, preso en México por ese delito”.
En un mensaje, Mossack escribió que el fallecido narcotraficante colombiano Pablo Escobar “era un niño de pecho al lado de R. Caro Quintero. ¡No quisiera estar entre los que vaya a visitar después de que salga del presidio!”.
Según el periódico, Mossack era agente residente y presidente inscrito de la Compañía. Al enterarse del caso, el panameño Ramón Fonseca, quien fundó el Grupo en 1977 con Mossack, ordenó los miembros del bufete renunciaran a esa sociedad e informaran al CON.
La mansión, sin embargo, todavía sigue sin pasar a propiedad del Comité.