Buenos Aires.— “Me pueden citar 20 veces más, me pueden meter presa, pero no podrán hacerme callar”, dijo ayer la ex presidenta Cristina Fernández viuda de Kirchner en un acto masivo que montó en la puerta de los tribunales federales de la ciudad de Buenos Aires, adonde fue a declarar en el marco de una megaestafa basada en la venta de dólares a futuro y la especulación sobre la devaluación, en perjuicio del Banco Central.

El juez federal Claudio Bonadio, que la citó a declarar, llegó al despacho unos minutos más tarde que ella y, según trascendió, nunca estuvo cara a cara con la ex presidenta, sino que se mantuvo de pie detrás, mientras ella declaraba ante la secretaria del juzgado. Fernández de Kirchner llegó con dos textos: uno en el que expresó su defensa y otro con un pedido de recusación del juez por “enemistad manifiesta”. Es que, en agosto de 2015, cuando el juez ordenó allanar las oficinas de Máximo Kirchner (hijo de la ex presidenta y de Néstor Kirchner, y diputado), Cristina lo calificó como un “juez pistolero, mafioso o extorsionador”. Ayer, antes de retirarse, la ex presidenta pidió dejar asentado en el expediente que el juez no era imparcial, sino “incompetente y arbitrario”.

Poco después, diputados del kirch- nerista Frente para la Victoria (FpV) denunciaron penalmente al presidente del Banco Central de Argentina, Federico Sturzenegger por abuso de autoridad, y al juez Bonadio por presunto “prevaricato”, al dictar resoluciones “contrarias a la ley”.

A la salida de los tribunales dio un discurso ante unas 50 mil personas que la aclamaron en su primera gran aparición desde el 10 de diciembre, cuando le entregó el poder al presidente Mauricio Macri. “Nunca vi tantas calamidades en 120 días”, comenzó, delante de las banderas de las agrupaciones juveniles y de base como La Cámpora y Juventud Peronista, y bajo un cielo nublado. La ex mandataria trazó una genealogía de políticos argentinos perseguidos y dijo: “Si pudieran prohibir la letra K del abecedario, lo harían”, en alusión a la prohibición de mencionar el nombre de Juan Domingo Perón luego del golpe de Estado de 1955.

La ex mandataria llamó a la unidad de los argentinos contra el ajuste económico que está aplicando Macri y mencionó la aparición del presidente entre los implicados en los Panama Papers y el silencio de la prensa local afín al gobierno. Sin embargo, los argentinos siguen divididos: al cierre de esta edición se esperaba una manifestación de los antikirchneristas. Uno de ellos, la diputada Elisa Carrió, escribió en Twitter: “Terminó el ridículo show de la actriz nacional”.

“El discurso de Cristina estuvo basado en la negación de la política, porque no fue capaz de cambiarlo desde que era presidenta”, dijo el referente peronista Julio Bárbaro, antiguo aliado kirchnerista, luego alejado. “En la oposición no se puede imponer, se debe seducir, y todo lo que hizo ella ayer fue para su secta. Es ridículo creer que si cae Macri, vuelve el kirchnerismo. En todo caso, la historia sigue y las fuerzas se renuevan”.

Para Alejandro Grimson, investigador en Ciencias ociales y autor del libro Mitomanías argentinas, un ensayo sobre el sentido común de este país, “ayer obviamente fue un día bueno para Cristina y no para el gobierno [...] A diferencia de lo que algunos podían esperar, Cristina hizo un llamado a la unidad, sin insultos. Reapareció en una fecha elegida por un juez que además es la peor fecha para el gobierno actual, porque abril parece que será el mes de mayor inflación desde que empezó la gestión de Macri. Esta vez, al gobierno no le salió bien”.

Con información de agencias

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