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El ALBA-empresa, los chavistas que llegaron tarde a la fiesta

10/04/2016 |01:03
Redacción El Universal
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En El Salvador, ALBA no es lo mismo que en Suramérica. No es la geopolítica Alianza Bolivariana para los Pueblos de América. En El Salvador, ALBA es una corporación político-empresarial. Comenzó en 2006 de ser un sinónimo de gasolina barata a convertirse en un conglomerado variopinto que incluye -además de la venta de combustibles- el área de alimentos (tanto comercialización como producción, capacitación y financiamiento a agricultores), construcción, financiamiento a empresarios y una aerolínea y una fundación que se ha convertido en la mano derecha del gobierno actual para equipar escuelas y puestos policiales.

ALBA Petróleos de El Salvador es una Sociedad de Economía Mixta (SEM) y Capital Variable (CV). Lo de SEM significa que tiene en sus orígenes fondos públicos. Y estos provienen de las alcaldías que formaron la Asociación Energía para El Salvador (ENEPASA). ENEPASA, en 2006, firmó un acuerdo con PDV Caribe (una filial de PDVSA) para formar ALBA Petróleos, una sociedad en la que la venezolana tiene el 60% y los alcaldes efemelenistas el 40%. Reciben el combustible y deben pagar el 60% en 90 días. El resto constituye un préstamo a 25 años plazo con un interés del 1%. Ha sido este capital, que la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) calcula en $500 millones anuales, lo que ha significado la diferencia a favor del FMLN en las campañas electorales.

Así pasó con Mauricio Funes, el primer presidente electo bajo la bandera del FMLN. Pero no era un efemelenista y se negó a alinearse a Hugo Chávez. De hecho, puso a Barack Obama, de Estados  Unidos, y a Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, como sus referentes político-ideológicos.

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Ha sido con Salvador Sánchez Cerén, el actual presidente, que el FMLN realmente ha llegado al poder y,  con él, toda la liturgia izquierdista en torno a la Venezuela chavista. Para poder llegar a esto, el apoyo millonario de ALBA fue crucial, con una campaña paralela a la del partido, pero también a la del gobierno.

Sin embargo, los bajos precios del petróleo han impactado en el imperio ALBA, con una Venezuela hambrienta de divisas. Aunque el principal negocio del conglomerado sigue siendo la venta de gasolinas y diésel (en la actualidad tienen 51 estaciones de servicio y  2,500 empleados), las inversiones no siempre comunicadas a la Comisión Política del FMLN por el líder de la corporación, José Luis Merino (un ex comandante del ala armada del Partido Comunista), devinieron en la intervención de los negocios.

En los últimos meses, sin embargo, auditores venezolanos han llegado a revisar los libros contables y a garantizar la repatriación de la deuda. Efectos, sin duda, de la crisis de liquidez del régimen de Nicolás Maduro.

TESTIMONIO EL SALVADOR:

"No tengo ninguna razón para ser de derecha"

Cuando las balas empezaron a ir en contra de la manifestación, ellos se seguían buscando las caras entre la multitud aterrorizada. "Ya en medio de la balacera, yo buscaba verlos, allá está aquel, allá está el otro, hasta que no los vi más". Era 30 de julio de 1975. Baltazar López perdió ese día a dos de los que consideraba mejores amigos. Carlos y Roberto murieron en la calle, junto a decenas de jóvenes más que participaban en una protesta. Ahora, en la oficina del departamento de Teatro de la Universidad Doctor José Matías Delgado, Baltazar recuerda que eran jovencitos recién salidos de bachillerato que exigían más presupuesto para la Universidad de El Salvador. "No llevábamos ni una hondilla, ni una piedra ".

El año pasado se conmemoró el trigésimo quinto aniversario de esa masacre en medio de un escenario inimaginable para aquellos jóvenes de mediados de los setentas como Baltazar, Carlos Y Roberto. La izquierda gobierna por segunda vez el país. El presidente es Salvador Sánchez Cerén, uno de los que escaló hasta los más altos mandos del Frente Farabundo Martí para la liberación Nacional  - el FMLN, la guerrilla- y firmante, en 1992, de los Acuerdos de Paz. En El Salvador ya no hay una guerra declarada y financiada por Estados Unidos y Cuba. Y, sin embargo, el evento principal de conmemoración de la masacre reunió a jóvenes de hoy bajo las mismas demandas: mejor educación, más presupuesto para la universidad, reducción de la desigualdad. No hubo balas, pero tampoco respuesta.

Baltazar López es dramaturgo. Desde ese campo, las artes, es desde dónde más enfila su crítica. Es su vara para medir los aciertos y deudas de la izquierda.

Dice que la muerte de sus amigos no lo hizo precipitar decisiones. Nunca combatió. Pero sí conoció el exilio. A El Salvador regresó antes de la Firma de los Acuerdos de Paz, en 1990, aún bajo acoso.

En 2012, con el primer gobierno de izquierda que se instaló en el país y que tuvo como presidente a Mauricio Funes, un experiodista de televisión, López ocupó el cargo de director del Teatro Nacional por un breve periodo. De esta experiencia le queda para afirmar categórico que ese teatro debería ser una institución autónoma, no utilizado como un elemento de campaña electoral, sino como un verdadero centro de las artes que es en sí mismo una joya.

Para López, una de las grandes deudas de los gobiernos de izquierda, en los que dice ha habido corruptos y gente que no ha sido de izquierda, ha sido la promoción de la cultura. "Si un partido no está preparado para conducir la vida cultural del país no está preparado para  gobernar".

Magdalena Granadino fue la tercera y  última secretaria de Cultura de la presidencia de  Funes. Se le acusó de falta de preparación para el cargo:  "Está bien que no sean conocedores del arte, pero eso no quita la sensibilidad. Creer que las instancias artísticas oficiales son para divertimento de determinada autoridad, por favor.".

Tanto error, sin embargo, no le ha quitado a López el ímpetu para definirse como un hombre de izquierda. "Ser de izquierda es de estar en contra de las injusticias sociales que cometen los que robaron al país los grandes capitales, las tierras. Y si ahora con lo que ha ocurrido, que se han cometido errores, que se han robado determinados dineros alguna gente vinculada a la izquierda, creo que a esos hay que castigarlos. Pero no por eso puedo decir que yo vaya  a dejar de ser de izquierda. No comparto ese puritanismo infantil. No tengo yo ninguna razón para ser de derecha".

En el segundo gobierno de izquierda llegó el antropólogo Ramón Rivas a Cultura.  También fue relevado del cargo.  Su consigna era  convertir la Secretaría de Cultura en un ministerio con un presupuesto independiente. "Que aquí  crear un ministerio va a ser la solución, pues lo creeré hasta que lo vea. ¿Qué es lo que hay que hacer? una instancia autónoma no adscrita al a presidencia de la república.  Que no sea el presidente el que diga que organicen La Colmenita". La Colmenita es una compañía cubana de teatro infantil, dirigida por Carlos Alberto Cremata. Su llegada al país se anunció como "el gran deseo de Salvador, que en una visita a Cuba llegó hasta la sede de La Colmenita a decir que quería llevarlo a su país".  "El sueño del presidente".

"Ninguno de los secretarios podría ser juzgado en 50 años como que ha dejado un aporte valioso. Todos han cumplido órdenes y eso no es un dirigente cultural, se necesita gente que conozca las necesidades de su gente", sentencia López. "El organismo de cultura no es para divertir al gobernante de turno, no es para que le cumpla órdenes es para responder a la necesidad de educación de la sociedad, en el más amplio sentido de la palabra".