La joven de 16 años Emma Joy y su hermana pequeña Quinn recientemente pasaron una tarde preparando kits con tampones o toallas higiénicas para todo un año para mujeres que a menudo faltan a clase o al trabajo porque no pueden permitirse la compra de productos sanitarios.

Las adolescentes que residen en South Orange, Nueva Jersey, decidieron fundar su ONG, Girls Helping Girls Period, cuando Emma supo que los programas de asistencia estatal para indigentes no cubrían los productos de higiene femenina, dejando en riesgo de exclusión a mujeres sin techo o de bajos ingresos.

"Nos dimos cuenta de que mucha gente desconocía esto", dijo Emma. "Ese es el objetivo: educar al público para eliminar el tabú. No debería ser algo que se oculte", añade.

El proyecto es parte de un creciente movimiento nacional para hacer frente a las desigualdades que han surgido como consecuencia del estigma que todavía rodea la menstruación.

Algunos centros penales, por ejemplo, obligan a las reclusas a comprar toallas higiénicas en el comisariato, y en los baños públicos rara vez se proporcionan de forma gratuita este tipo de productos para una emergencia.

Nueva York y otros 39 estados aplican impuestos a la venta sobre tampones y toallas higiénicas, pero exoneran al tratamiento de crecimiento del cabello, los preservativos y otros productos usados por los hombres.

Los defensores de los derechos de la mujer dijeron que los presupuestos de centros para personas sin hogar, escuelas, prisiones y baños públicos deberían ofrecer tampones gratis al igual que incluyen jabón, papel higiénico y otros productos básicos.

Según los expertos, una mujer se gasta un promedio de 70 dólares al año en productos de higiene íntima, así como el costo de reemplazar piezas de ropa interior cuando inevitablemente ocurren accidentes.

El 86 por ciento de las mujeres estadounidenses entre 18 y 54 años dicen haber tenido un período inesperado en público cuando no contaban con los productos que necesitaban, de acuerdo a una encuesta realizada en 2013 por una iniciativa de Ohio que aboga por la disponibilidad gratuita de tampones en servicios públicos.

"Los productos para la menstruación no son artículos de lujo", dijo la congresista Grace Meng. Gracias a sus esfuerzos, la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias actualizó sus normas para permitir a personas sin techo pagar tampones con fondos originalmente restringidos para productos como pañales o pasta de dientes.

"Hemos oído historias de jóvenes usando trapos, casos de chicas que no van a la escuela cuando tienen el periodo", dijo Meng. "Si se está perdiendo un promedio de cinco días de escuela cada mes, esto afecta a algo más que el tiempo de la menstruación", añadió.

El problema se extiende más allá de Estados Unidos. Un 17 por ciento de las mujeres en el mundo dijeron que faltaron a clase, al trabajo o a un evento porque temían que alguien se diera cuenta que estaban menstruado, según una encuesta de una compañía de salud alemana.

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