Sao Bernardo do Campo, Brasil.— El ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, actual blanco de la mayor investigación por corrupción en el país, recibió ayer el apoyo personal de su sucesora, Dilma Rousseff, quien lo visitó en su departamento un día después de que él fuera llevado a declarar ante la policía por sospechas de corrupción.

Primero, Lula salió a saludar a la multitud que realiza una vigilia frente al edificio donde vive, en las afueras de Sao Paulo. La gente le gritó al unísono: “Lula, guerrero del pueblo brasileño”.

Al llegar la presidenta, también fue recibida con vítores y gritos de “¡No habrá golpe!”, aludiendo al proceso con miras a su destitución que tramita en la Cámara Baja y a los pedidos de renuncia por parte de opositores.

Rousseff y Lula aparecieron en la ventana del apartamento del ex presidente, y éste levantó el brazo de su sucesora y ahijada política, en un gesto que inflamó a la multitud.

Fue la primera vez en muchos meses que la mandataria recibe una ovación espontánea y entusiasta de militantes de su Partido de los Trabajadores (PT). Desde que asumió su segundo gobierno, en enero de 2015, Rousseff ha visto desplomarse su popularidad a niveles inéditos: más de 70% de los brasileños la reprueba y apenas 10% la apoya. “Hace mucho tiempo que la presidenta Dilma no ve gente aclamándola”, comentó Cristiana Lobo, columnista del canal GloboNews. “El PT entendió que [la situación] no da para enfrentarse al gobierno ni la presidenta en este momento, con su líder máximo debilitado. (...) Y Rousseff también vio esa necesidad”, agregó.

La visita representa un acercamiento entre Rousseff y Lula, cuya relación se enfrió en los últimos meses debido a discrepancias respecto a la conducción de la economía y porque, según medios de prensa, el ex presidente se queja de que la mandataria no lo escucha.

Además, Lula y el PT han criticado a Rousseff por no “controlar” a la Policía Federal, a raíz de las investigaciones sobre el escándalo de corrupción en Petrobras, caso por el que fue interrogado Lula, de quien la fiscalía sospecha se benefició del desvío de fondos de la petrolera. Ayer, el juez que lleva la causa, Sergio Moro, afirmó en una nota de prensa que el interrogatorio policial al que fue sometido Lula el viernes no anticipa la “culpa” del ex mandatario.

“Medidas de investigación buscan sólo el esclarecimiento de la verdad”, señaló. Moro lamentó además los enfrentamientos registrados entre simpatizantes y detractores de Lula, que salieron a las calles a manifestarse.

Altos magistrados brasileños consideraron “injustificado” el uso de la fuerza durante la detención de Lula, pero respaldaron la investigación por corrupción en Petrobras.

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