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China ha decidido imponer un límite al consumo de energía anual para el periodo 2016-2020, en su búsqueda por reducir el consumo de carbón y conseguir, en palabras del primer ministro Li Keqiang, un país "hermoso".
China mantendrá el consumo de energía por debajo de 5.000 millones de toneladas de carbón estándar anuales en ese periodo, 700 millones menos que lo consumido en 2015, según el plan quinquenal de las autoridades presentado a revisión ante el Parlamento chino, la Asamblea Nacional Popular (ANP).
La revisión y aprobación de este plan será una de las principales tareas de la ANP, que inauguró hoy su única sesión plenaria del año en el Palacio del Pueblo de Pekín, la imponente sede del legislativo ubicada en la plaza de Tiananmen, con la asistencia de 3.000 delegados de todas las provincias y regiones del país.
En la agenda de China para estos años, la reducción de la contaminación y el cuidado al medioambiente son objetivos principales.
En medio de la desaceleración de la economía y el creciente malestar de la sociedad por los problemas derivados del crecimiento a toda costa, como la grave contaminación, China intenta avanzar en su desarrollo de una forma más "limpia".
"Debemos trabajar sin descanso para construir una China hermosa, donde el cielo sea azul; los campos, verdes, y el agua corra limpia", destacó el primer ministro Li en el discurso con el que inauguró la sesión este sábado.
Li instó a tomar acciones serias para prevenir y controlar la contaminación del aire, del agua o del suelo; y consideró que, durante los próximos cinco años, China debe asegurarse de que el consumo de agua, energía y las emisiones de dióxido de carbono por unidad de PIB se reduzcan en un 23 %, 15 % y 18 %, respectivamente.
El Gobierno, según el primer ministro, debe intentar que la calidad del aire en las principales ciudades de China sea bueno o excelente durante el 80 % del año.
Pekín, la imagen de China en el exterior, es el claro ejemplo de la urgencia de estas medidas, si bien la calidad del aire mejoró ligeramente en la capital en 2015, según datos de Greenpeace.
Esta semana, la ciudad mostraba su peor cara, con una capa grisácea y las mascarillas como tendencia en las calles, pero hoy, coincidiendo con el día de la apertura de la sesión del Parlamento, el viento se llevó el "smog", con lo que los legisladores pudieron sacarse su mejor fotografía.
jcra