Miles de personas salieron hoy a las calles de las principales ciudades de 19 estados brasileños para apoyar a la presidenta Dilma Rousseff, amenazada por un proceso político (impeachment) en el Legislativo y por la pérdida de apoyos políticos en la coalición gubernamental.
Vestidos de rojo y portando la bandera de Brasil, miles de personas convocadas por movimientos sociales, sindicatos y organizaciones de izquierda se movilizaron para exigir el fin de las tentativas de “golpe” para provocar la salida de la jefa de Estado.
En Sao Paulo, los manifestantes ocuparon la céntrica Plaza de Sé, mientras en Brasilia miles de personas realizaron una caminada por la ciudad y llegaron hasta la Explanada de los Ministerios, donde se sitúa el Parlamento brasileño.
La manifestación, que no logró convocar el mismo número de personas que el pasado 18 de marzo, supone un nuevo intento de apoyar a Rousseff en un momento de fragilidad por las amenazas de juicio político y tras la retirada en bloque de su mayor socio en la coalición, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
Rousseff, el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva y el Gobierno brasileño iniciaron una estrategia para recomponer la base de alianzas políticas, mientras critican públicamente que se quiera deponer a la mandataria por un impeachment fundamentado, según ellos, en insostenibles argumentos jurídicos.
Ayer y hoy Rousseff realizó actos públicos en los que negó haber cometido cualquier ilegalidad, aunque la oposición la acusa de incumplir con artimañas contables ilegales la ley de responsabilidad fiscal en 2014.
Brasil lleva meses sumido en una profunda crisis política que se aceleró el último mes, tras el interrogatorio de Lula por parte de la policía y su nombramiento como ministro de la Casa Civil, una decisión que la oposición estima que tiene como único objetivo otorgar al ex mandatario fuero privilegiado ante las investigaciones por corrupción en la trama Petrobras.