La etnia lenca de Honduras perdió hoy a su líder Berta Cáceres, una mujer defensora de los derechos humanos y los recursos naturales, por lo que en varias ocasiones se enfrento a las autoridades y empresarios de su país.

Cáceres, de 45 años, inició oficialmente su lucha a favor de la etnia lenca en la ciudad de La Esperanza, departamento de Intibucá, en el occidente de Honduras, con el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), del que fue cofundadora en 1993, junto con su exmarido Salvador Zúniga.

Además de defender al pueblo lenca que habita en el occidente de Honduras, Berta Cáceres fue una férrea opositora a la construcción de represas hidroeléctricas que han pretendido empresas nacionales y extranjeras.

En la década de 1990, recién fundado el COPINH, acompañó a decenas de indígenas lencas que llegaron en varias ocasiones a Tegucigalpa a protestar ante el Parlamento hondureño para exigir derechos conculcados a su etnia.

Aquellas protestas incluso las llevaron hasta los predios de la Casa Presidencial durante el Gobierno de Carlos Roberto Reina (1994-1998).

Como dirigente ambientalista y de derechos humanos, Cáceres también fue conocida a nivel internacional, incluso recibió en 2015 reconocimientos como el Premio Medioambiental Goldman.

Además fue recibida el año pasado en el Vaticano por el papa Francisco, a quien le expuso la situación de los indígenas hondureños y la realidad de su país, según dijo hoy a periodistas su madre, llamada igual que la activista.

Agregó que precisamente una fotografía en la que Berta aparece saludando al papa Francisco será colocada sobre el ataúd de su hija, asesinada en la madrugada de hoy.

Los restos de Cáceres serán traídos este mismo jueves a Tegucigalpa para que Medicina Forense dictamine sobre su muerte.

Después será llevada a La Esperanza, donde será velada en la casa de su madre, según han informado sus familiares.

Berta Cáceres decía que desde niña aprendió "a defender los ríos" porque se lo había enseñado su madre.

Además era de la opinión de que "el capitalismo verde" pretendía imponerse en Honduras con proyectos hidroeléctricos que promovían organismos como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Unión Europea y Estados Unidos.

Decía además que los Gobiernos jugaban "con la miseria de los pueblos", incluidos los indígenas, por lo que a través del COPINH estaban en "una lucha de resistencia",
Cáceres definía a los pueblos indígenas como "fuertes" después de más de 500 años de la conquista española.

"Ahora los pueblos indígenas luchamos por sobrevivir y nos enfrentamos a poderes más fuertes que al de hace 500 años", dijo Cáceres en una de sus recientes movilizaciones en defensa de los ríos del occidente del país.

Los retos de los pueblos indígenas, según Berta Cáceres, son la pobreza, la miseria, la exclusión social y el racismo.

Su muerte violenta, en la que al parecer habrían participado dos hombres con armas de fuego, ha causado conmoción en Honduras y la comunidad internacional.

La coordinadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), Bertha Oliva, dijo a Efe que Cáceres era "una líder social" y que "su asesinato es un claro ataque a los líderes de derechos humanos" en el país centroamericano.

"También es un desafío a las estructuras internacionales de protección de derechos humanos, es un golpe más pero los autores de su muerte deben saber que se equivocaron y que lo que han hecho es una indignación más que suma a la que el pueblo ha tenido rezagada", agregó.

En su opinión, "mientras no se logre demostrar lo contrario, su muerte es un asesinato político".

"Nadie podrá decir que su muerte ha sido por robarle, por un crimen pasional o por pleitos entre organizaciones sociales, como a veces pretenden justificar algunas autoridades cuando se trata de muertes selectivas", expresó Oliva.

ahd

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