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La clase política local y nacional de Bélgica ha protagonizado hoy un cruce de acusaciones por no haber impedido la llegada de cientos de radicales de la ultraderecha a Bruselas el domingo, donde crearon altercados al irrumpir en una concentración en honor de las víctimas del doble atentado del 22-M.
El alcalde de Bruselas, el socialista Yvan Mayeur, y el ministro de Interior, el nacionalista flamenco Jan Jambon (N-VA), pidieron el sábado a los ciudadanos que no acudieran a la concentración por motivos de seguridad, pero aún así cientos se acercaron al memorial de la Bolsa, donde fueron sorprendidos por la presencia violenta de unos 400 ultra.
Mayeur culpó hoy a Jambon y al alcalde socialista flamenco de Vilvorde, una localidad cercana a la capital, de no haber impedido que los ultras llegaran a Bruselas aún a sabiendas de que se habían citado en esa localidad del Brabante Flamenco para llegar a Bruselas para perturbar la concentración.
El primer edil de Bruselas, en una entrevista en la cadena RTL, se mostró "escandalizado" y apuntó a Jambon, ya en el ojo de la polémica al haber pasado por alto antes de los atentados información importante sobre uno los presuntos terroristas.
Explicó también que cuando el pasado sábado llamó a las instancias de seguridad del Estado para saber qué justificaba el aplazamiento de la concentración, se le indicó que había 400 "energúmenos" que querían ir a Bruselas para increpar a "ciertos habitantes que no les gustan", entre otros asuntos.
Mayeru señaló que esos ultras nunca debieron llegar a la capital, al tiempo que expresó su enfado por que "ni la policía de Vilvorde, ni la policía ferroviaria que depende de la policía federal y ésta del señor Jambon, hayan hecho nada".
El ministro del Interior, por su parte, ha asegurado que se dotó a Bruselas de los medios para contener a los violentos, pero Mayeur le acusó de "mentir".
"Los refuerzos de la policía en la Bolsa no estaban destinados a protegernos de esos 'hooligans', sino a protegernos de otra amenaza" que pesaba sobre la Bolsa, reveló el alcalde de Bruselas.
Los ultras se enfrentaron con proclamas xenófobas a los ciudadanos que se manifestaban en el área de la Bolsa y con bengalas y gritos interrumpieron la concentración hasta que las unidades antidisturbios intervinieron, primero rodeándolos y después empleando cañones de agua para que se fueran.
Por su parte el alcalde de Vilvorde, Hans Bonte, aseguró haber aplicado el plan inicialmente previsto y que no tenía "motivos para detener" a los ultras e impedir así que llegaran a la capital.
Bonte se justificó diciendo que cuando el viernes comenzaron a circular informaciones sobre los planes de los ultras en las redes sociales, "todos los servicios relevantes, incluida la policía de Bruselas, pusieron en marcha un plan de acción".
"Pero el sábado, se anunció la anulación de la marcha contra el miedo en Bruselas y pensamos entonces que los ultras no vendrían, o solo unos pocos", indicó.
Aún así, los aproximadamente 400 violentos se trasladaron a la capital belga.
Bonte explicó que entonces se aplicó "el plan de acción previsto para el fin de semana antes de la anulación de la concentración" y agregó que sus agentes de policía aseguraron el "acompañamiento" de los ultras hasta la estación de tren de Vilvorde, mientras que los agentes ferroviarios velaron por la seguridad en los trenes hasta Bruselas.
El alcalde socialista flamenco de Vilvorde señaló también que estaba previsto que "la policía de Bruselas y la policía federal les relevaran en la capital".