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El Papa Francisco lamentó hoy que muchos inmigrantes y refugiados encuentren "muy a menudo en su camino la muerte o, en todo caso, el rechazo de quien podrían ofrecerlos hospitalidad y ayuda", durante su mensaje de Pascua tras la misa del Domingo de Resurrección.
Asomado al balcón de la logia central de la basílica de San Pedro para leer su mensaje de Pascua e impartir la bendición "Urbi et Orbi", Francisco abogó por la acogida a estas personas que "buscan un futuro mejor".
"Son una muchedumbre cada vez más grande de emigrantes y refugiados -incluyendo muchos niños- que huyen de la guerra, el hambre, la pobreza y la injusticia social", recordó.
Y deseó que "la próxima Cumbre Mundial Humanitaria (26-27 mayo en Turquía) no deje de poner en el centro a la persona humana, con su dignidad, y desarrollar políticas capaces de asistir y proteger a las víctimas de conflictos y otras situaciones de emergencia, especialmente a los más vulnerables y los que son perseguidos por motivos étnicos y religiosos".
También pidió consuelo para los "perseguidos por la fe y por su fidelidad al nombre de Cristo" y para "quienes en nuestras sociedades han perdido toda esperanza y el gusto de vivir, a los ancianos abrumados que en la soledad sienten perder vigor, a los jóvenes a quienes parece faltarles el futuro".
jram