El Papa encabezó ayer el Viacrucis en el Coliseo de Roma, en medio de fuertes medidas de seguridad que incluyeron vigilancia por parte de unidades antiterroristas y fuerzas especiales de la policía, también presentes en otras ciudades italianas.

En su mensaje, Francisco clamó contra los fundamentalistas que, dijo, “profanan el nombre de Dios”. Decenas de miles de personas se reunieron en el Coliseo para seguir el camino que reproduce las estaciones recorridas por Jesucristo antes de ser crucificado. Los alrededores del lugar fueron desalojados la noche del jueves y se colocaron numerosos detectores de metal. Quienes estuvieron a cargo de la organización habían pedido que los asistentes acudieran con bastante anticipación al predio para permitir revisiones de seguridad. El prefecto de Roma (delegado de gobierno) Franco Gabrielli explicó que “la amenaza terrorista incumbe” en la capital italiana como en el resto de ciudades europeas y por tanto junto con el jefe de policía de Roma, Nicolò D’Angelo, explicaron que se implementaron fuertes medidas de seguridad en los lugares considerados como posibles objetivos, considerando que el Viacrucis se realizó tres días después de los atentados de Bruselas.

Sin embargo, D’Angelo invitó a los ciudadanos a “no vivir con miedo” y subrayó que “en este momento no existen señales específicas de la posibilidad de un atentado” en Roma.

Al cierre del Viacrucis, Francisco dijo: “Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los fundamentalismos y en el terrorismo de los seguidores de cierta religión que profanan el nombre de Dios y lo utilizan para justificar su inaudita violencia”. Recordó a los cristianos “asesinados, quemados vivos, degollados y decapitados por las bárbaras espadas y el silencio infame”, así como al “rostro de los niños, de las mujeres y de las personas extenuadas y amedrentadas que huyen de las guerras”. También se refirió al drama de los refugiados, cuando habló del “Mediterráneo y el Mar Egeo, convertidos en un insaciable cementerio, imagen de nuestra conciencia insensible y anestesiada”.

En total, 35 personas se alternaron para portar la cruz de madera durante las 14 estaciones del Viacrucis, incluyendo el feligrés mexicano Rubén Guillén Soto, quien participó junto a una joven Centroafricana.

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