El ex líder serbobosnio Radovan Karadzic fue sentenciado a 40 años de cárcel por jueces de la ONU, que lo hallaron culpable de genocidio por la masacre de 1995 en Srebrenica y por otros nueve cargos de crímenes de guerra.
Karadzic, de 70 años y la figura política de más alto nivel condenada por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia en La Haya, fue absuelto de un segundo cargo de genocidio por muertes en varias localidades en Bosnia durante la guerra de la década de 1990. El acusado apelará la decisión, dijo su abogado.
Los jueces dijeron que Karadzic era penalmente responsable del sitio de Sarajevo y había cometido crímenes contra la humanidad en localidades de Bosnia. Explicaron que había intentado eliminar a los hombres musulmanes bosnios en el pueblo de Srebrenica, donde 8.000 musulmanes murieron en la peor matanza en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
El ex hombre fuerte serbobosnio fue arrestado en 2008 tras 11 años prófugo luego de una guerra en la que murieron 100.000 personas y en la que los ejércitos rivales dividieron Bosnia por líneas étnicas que aún sobreviven.
Karadzic encabezó la República Serbobosnia y fue Comandante Supremo de sus fuerzas armadas. Dijo en una entrevista antes del veredicto que había trabajado para mantener la paz y que merecía ser elogiado, no castigado.
El único funcionario de más alto cargo enjuiciado por el Tribunal fue el fallecido presidente serbio Slobodan Milosevic, quien murió en custodia hace una década antes de que se alcanzara un veredicto final en su caso.
Ratko Mladic, el general que comandó las fuerzas serbobosnias, fue el último sospechoso en ser detenido por la masacre de Srebrenica y también espera un juicio en el tribunal.
Munira Subasic, cuyo hijo fue asesinado en Srebrenica, dijo que el "veredicto es muy importante para mostrar a las nuevas generaciones, especialmente aquellos en Serbia que ya han sido envenenados por el odio, lo que realmente pasó en Bosnia".
La masacre de Srebrenica y el sitio a Sarajevo, que duró años, fueron eventos que volvieron la opinión pública en contra de Serbia y llevaron a la OTAN a realizar ataques aéreos que ayudaron a poner fin a la guerra.
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