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En un viaje secreto que realizó a Beijing en julio de 1971 como consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Henry Kissinger sembró las bases para normalizar los lazos de Washington con China tras llegar a una contundente conclusión: admitir la rivalidad ideológica de ambos países y la necesidad de distensión bilateral para avanzar con un paso inicial a un reencuentro económico, pero reconocer que el gigante asiático tampoco debía ser “ignorado por más tiempo”.

En febrero de 1972, el entonces presidente de EU, Richard Nixon, viajó a China, se reunió con Mao Tse Tung, líder histórico de la revolución comunista, y abrió una senda de nexos sin precedentes entre las dos naciones.

De junio de 2013 a diciembre de 2014, emisarios de Cuba y de EU, con mediación del papa Francisco, sostuvieron negociaciones secretas en las que, tras reconocer su profunda divergencia ideológica de países geográficamente cercanos y admitir —del lado estadounidense— el fracaso de más de 53 años de acoso y aislamiento a la isla, acordaron iniciar la normalización de sus maltrechos lazos bilaterales, en un paso trascendental para las relaciones interamericanas que sepultó el último vestigio de la Guerra Fría en América.

En un histórico suceso mundial, el presidente de EU, Barack Obama, inicia hoy una visita a Cuba, que concluirá el próximo martes, y se reunirá (por tercera vez) con el presidente cubano, general Raúl Castro, para consolidar los avances en los vínculos de ambas vías, en un reconocimiento implícito de que la mayor de las Antillas tampoco podía seguir siendo ignorada. La única visita de un mandatario de EU a Cuba fue en enero de 1928, cuando el entonces presidente Calvin Coolidge llegó a este país en un buque de guerra.

“El viaje del presidente Obama es una ventana de oportunidad”, adujo el cubano-estadounidense Tomás Bilbao, consultor de Engage Cuba, grupo privado de EU que promueve el deshielo total Washington-La Habana. Obama y Castro se reunieron dos veces en 2015, en abril en Panamá y en septiembre en Nueva York.

“La expectativa es que Obama pueda aprovechar un momento histórico para hablar directamente al pueblo cubano y avanzar en los intereses estadounidenses en temas de interés mutuo con el gobierno de Cuba, como en cooperación ambiental y combate a las drogas. Eso dejaría atrás el estigma que antes había sobre viajar a Cuba, pero una vez que un primer presidente haya ido a Cuba después de tanto tiempo, se agiliza la normalización, que es mucho más que normalización diplomática”, dijo Bilbao a EL UNIVERSAL.

Luego de 54 años y seis meses de haber sido rotas por la Casa Blanca, Washington y La Habana reanudaron relaciones diplomáticas en julio de 2015. A partir de 1977, su comunicación fue al rango de oficinas de intereses en las dos capitales.

Comienza la primavera

El día más largo del año (equinoccio) que marca el arranque de la temporada de primavera —primer verdor— se registrará mañana en la zona intertropical del hemisferio norte. Y Obama llegará hoy a Cuba, en la víspera del inicio de la época primaveral, con su esposa Michelle, sus hijas Malia y Sasha y su suegra, Marian Robinson.

Obama arribará a la capital cubana en vísperas de otro suceso trascendental: a mediados de abril próximo se realizará el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), el único legal en la isla y que, como fuerza política omnipresente rectora de todos los asuntos cubanos, definirá elementos esenciales del futuro de esta nación que tiene un reclamo diario a EU para que derogue el embargo económico.

El presidente visitante recorrerá hoy la zona de La Habana Vieja, un emblemático sector capitalino dominado por su arquitectura de la época colonial española y que está sometido desde 1972 a una gigantesca restauración. El mandatario acudirá también a la Catedral de La Habana, en esa misma zona, para entrevistarse con el cardenal cubano Jaime Ortega, arzobispo de esta capital.

Fuentes de la disidencia cubana confirmaron ayer a EL UNIVERSAL que cerca de una docena de opositores al régimen comunista de la isla se entrevistarán en la mañana del martes con Obama en la embajada de EU en esta capital.

Castro y Obama acudirán el martes por la tarde a un partido de beisbol entre la selección de Cuba y Tampa Bay Rays, un equipo de las Grandes Ligas. Antes del juego, Obama se reunirá con sectores de la sociedad civil cubana en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso y viajará el martes por la tarde a Argentina, segunda y última escala de un histórico periplo en el albor primaveral.

Deudas pendientes

Los dos vecinos (el símbolo del imperialismo capitalista y la emblemática isla comunista antiimperialista) todavía tienen deudas pendientes por saldar. Una es el embargo que EU impuso en 1962 a Cuba para castigarla por su régimen marxista-leninista y arrinconarla (sin éxito) para que desmontara ese sistema y se reintegrara a la comunidad de naciones regidas por valores democráticos occidentales de multipartidismo, pluralismo ideológico, elecciones libres y libertades civiles. Otra es la base militar que EU mantiene en Guantánamo, extremo oriental de la isla. Y una más es la insistencia estadounidense acerca de la democracia.

EU reconoce el fracaso del asedio al régimen cubano de 16 administraciones de 11 presidentes estadounidenses de 1959 a 2013, y mantiene abierta la factura de democracia.

Cuba reafirmó en 2012 que aunque actualice su modelo económico, “jamás” habrá reforma política y que mantendrá el sistema de partido único —el Comunista—, que controla todas las instancias estatales, prensa, sindicatos, organizaciones estudiantiles, juveniles e infantiles y comités urbanos y rurales de barriadas.

Los nexos de los dos vecinos son tensos desde enero de 1959, cuando Fidel Castro, líder histórico de la revolución cubana, ganó la guerra de guerrillas que inició en 1956 en el oriente de Cuba contra la dictadura pro-Washington de Fulgencio Batista. Por enfermedad, el comandante Castro, que en 1961 proclamó el carácter socialista de la revolución, cedió el poder a su hermano, el general Castro, temporalmente en 2006 y permanentemente desde 2008.

El comandante pasará a la historia como el que combatió a EU en varios frentes para defender la revolución. El general pasará como el que hizo la paz con EU.

“¿Llevarse mal? ¿Para qué?”, se preguntó Mirta, mesera de un restaurante frente al malecón de La Habana. “Eso a veces parecía una pelea de chiquillos”, narró.

¿Y los cubanos están felices con la visita de Obama?, se le planteó. Y respondió: “Sí, estamos felices”.

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