En uno de los sucesos políticos de mayor trascendencia en la historia interamericana del siglo XXI, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llegó hoy a Cuba para una visita de unas 48 horas al más importante rival ideológico de Washington en América, tras el triunfo en 1959 de la revolución socialista encabezada por el comandante Fidel Castro.

Procedente de Maryland, el Air Force One—un Boeing 747—200—se posó a las 16:19 horas locales (14:19 horas en la Ciudad de México) en la pista del aeropuerto internacional José Martí, a unos 30 kilómetros al sur de esta ciudad, en lo que es la primera visita a Cuba de un gobernante estadounidense desde 1928, cuando el entonces presidente Calvin Coolidge viajó a esta ciudad a bordo de un buque de guerra para una reunión con emisarios de los demás gobiernos americanos.

En compañía de su esposa Michelle, de sus hijas Malia y Sasha y de su suegra, Marian Robinson, y de una numerosa comitiva gubernamental y de personalidades estadounidenses, descendió de la nave y pisó suelo cubano a las 16:34 hora de Cuba y fue recibido por el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez. También le recibieron el jefe de misión de EU en esta ciudad, Jeff De Laurentis, y el embajador de Cuba en Washington, Ramón Cabañas, entre otros funcionarios.

El presidente cubano, Raúl Castro, hermano menor del líder histórico de la revolución cubana, le dará oficialmente la bienvenida mañana en el Palacio de la Revolución, de esta capital.

El mandatario visitante tiene previsto trasladarse del aeropuerto a esta ciudad a bordo de una limusina negra en una extensa caravana y en medio de un severo dispositivo de seguridad coordinado por autoridades de las dos naciones.

El gobernante de la principal potencia política y económica mundial hace una visita de aproximadamente 48 horas a un país en el que la forma es fondo, que es el último reducto del comunismo en el hemisferio occidental y que de 1959 a 2014 estuvo en “guerra fría” con EU, su vecino y enemigo histórico ubicado a solo 90 millas de las costas cubanas.

Luego del triunfo militar de los rebeldes de Fidel Castro tras dos años de guerra de guerrillas en contra del régimen dictatorial pro-Washington de Fulgencio Batista, instalado en 1952 en un golpe de Estado, las relaciones entre EU y Cuba entraron en una acelerada ruta de colisión política.

Las políticas de nacionalización de empresas estadounidenses que operaban en la isla y la estrecha alianza pactada a inicios de la década de 1960 por Cuba con la ahora desintegrada Unión Soviética, empujaron a EU a romper relaciones diplomáticas con La Habana en 1961, en una de las primeras acciones de hostilidad de la Casa Blanca hacia la revolución.

En abril de ese año y tras la proclamación del carácter socialista de la revolución, las tropas cubanas derrotaron a las fuerzas contrarrevolucionarias anticastristas que, organizadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), invadieron la isla por el litoral sur.

Los nexos de las dos naciones vecinas sufrieron un agudizado deterioro, con múltiples enfrentamientos directos en varios escenarios, especialmente políticos, económicos y diplomáticos, e indirectos en diversos teatros bélicos en América, África y Asia.

Para complicar todavía más la situación, EU impuso en febrero de 1962 un embargo económico a Cuba. El desplome del campo socialista de Europa del Este a partir de la caída en 1989 del Muro de Berlín y la desaparición en 1991 de la Unión Soviética provocaron una profunda crisis socioeconómica en Cuba.

De manera paralela, EU aprovechó esa fase de acelerada fragilidad de Cuba, apretó clavijas y recrudeció el embargo o bloqueo, en una maniobra que resultó fallida para tratar de arrinconar y doblegar al régimen cubano. El escenario de la isla sufrió cambios cuando, por problemas de salud, Fidel Castro cedió temporalmente el poder en 2006 a su hermano Raúl, que en 2008 asumió ya con poderes permanentes.

Aunque los pleitos con Washington tampoco acabaron, Cuba empezó a experimentar una merma en la tensión con EU que, con el comandante Castro en el timón de los asuntos nacionales, vivió a diario casi desde 1959.

La historia entre ambos contendores empezó a cambiar a mediados de 2013, cuando se inició un proceso de acercamiento con negociaciones secretas con la mediación del papa Francisco. En diciembre de 2014, Obama y Castro anunciaron el inicio de un proceso de normalización de vínculos que condujo en julio de 2015 al restablecimiento de relaciones diplomáticas, mientras en otros campos políticos y económicos se avanzó en diversos acuerdos.

Los dos gobernantes se entrevistaron personalmente dos veces en 2015, en abril en Panamá y en septiembre en Nueva York. En el primer semestre de 2015, Obama sacó a Cuba de la lista de países terroristas.

La cordialidad en ambas vías emergió, aunque el embargo sigue vigente y otros diferendos persisten, como la negativa de EU de devolver a Cuba el territorio de la base naval de Guantánamo, en el extremo oriental de la isla, que ocupa desde 2003.

Con la visita de Obama a Cuba, que se registra en medio de la batalla por los comicios presidenciales en EU en noviembre próximo, el reacercamiento y la reconciliación entre los dos países parece irreversible y la visita del presidente estadounidense termina por consolidar un mecanismo político y diplomático que refuerza una nueva era en las relaciones interamericanas.

Obama concluirá su visita a Cuba el martes, cuando viajará a Argentina.

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