La oposición brasileña ha iniciado una serie de acciones frente a la justicia para intentar impedir la nominación oficial del ex presidente Luiz Inacio Lula Da Silva como ministro de gobierno. Según la oposición, Lula intenta blindarse frente a las denuncias por corrupción. El líder del DEM (Partido Demócrata de Brasil) en el Senado, Ronaldo Caiado, dijo ayer que el ex presidente intenta “esconderse” de la justicia. Caiado informó que está próximo a presentar acciones populares de los parlamentarios del DEM, y lo mismo podría hacer el bloque de senadores del PV (Partido Verde). Estas acciones buscan señalar que el nombramiento de Lula es una maniobra para evadir la justicia.

“El objetivo de esta nominación es que Lula se esconda de la [operación] ‘Lava Jato’. Nadie va a querer hablar con Dilma, como nadie querría hablar con el sacristán si puede hablar con el Papa. Sin embargo, Lula hoy no tiene la credibilidad que tenía. Con esta nominación no va a poder mantener o detener un proyecto de gobierno terminal como si fuera un salvador de la patria”, comentó Caiado.

De acuerdo con el líder del PV en el Senado, Álvaro Dias, el nombramiento de Lula tiene como objetivo huir del juez Sergio Moro, a cargo de la investigación por presunta corrupción.

El senador pidió la inclusión en la agenda de la Comisión de Constitución y Justicia (CCJ) de la Cámara una propuesta de enmienda constitucional que termine con el fuero privilegiado. El presidente del comité, José Marañón del Movimiento Partido Democrático Brasileño (PMDB), dijo que cumplirá con la solicitud.

“Además del desvío de finalidad [ser nombrado para evitar la justicia], el retorno extemporáneo del ex presidente Lula a Planalto [sede del ejecutivo de Brasil] evidencia que asumirá el comando de facto del poder Ejecutivo, asumiendo un tercer mandato presidencial sin que medien elecciones”, dijo Dias.

El presidente del DEM, el senador José Agripino, afirmó que la nominación de Lula puede profundizar los conflictos internos del gobierno. “Invita a Lula en un gesto de fragilidad para que en la Casa Civil él asuma el gobierno. Entonces o es una renuncia y ella va a ser una inquilina del Palacio de Alvorada [residencia oficial del presidente] o va a tener un conflicto mayor dentro de su gobierno, porque las posiciones de Lula y Dilma son muy diferentes”, dijo.

“La presidenta, al invitarlo [a formar parte de su gobierno], se vuelve cómplice”, criticó el líder del PSDB en la Cámara Baja, Antonio Imbassahy.

Con información de Eduardo Brescuani, Cristiane Jungblut e Isabel Braga, O Globo

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