Tras su sorpresiva victoria en las primarias de New Hampshire, el demócrata Bernie Sanders pondrá a prueba su sex appeal entre los electores hispanos y su capacidad para arrebatar a Hillary Clinton el apoyo de una base que representa 18.1% en Florida y 10.5% en Illinois en las primarias del martes 15 de marzo.
La misión se antoja difícil, pero no imposible para un candidato que ha ido de sorpresa en sorpresa y ha desafiado el liderazgo de Clinton y una formidable maquinaria electoral que hace 10 meses lo tenía hasta 70 puntos porcentuales atrás.
A favor de Sanders juega su capacidad para movilizar al electorado joven, que es el núcleo más dinámico entre la base electoral hispana. Según el Pew Hispanic, en las elecciones generales de noviembre 44% de la base electoral hispana tendrá entre 18 y 34 años.
Sanders tiene en contra el arraigado apoyo de los hispanos a Hillary, quien ya demostró su popularidad en las primarias de Texas, donde ganó a Sanders 65% contra 33%. El pasado tampoco lo ayuda. En 2007, Sanders votó en contra del proyecto de reforma migratoria, marcando el fin de trayecto para una movilización histórica de la comunidad inmigrante en todo el país.
En su defensa, el congresista por Arizona y presidente del caucus progresista demócrata, Raul Grijalva, ha señalado que los ataques contra Sanders, a quien pretenden presentar como un antiinmigrante, son injustificados y “sólo demuestran el grado de preocupación” de la campaña Clinton.
En julio de 2015, en su primera encuesta para la campaña presidencial de este año, Bendixen & Amandi daba a Hillary una abrumadora ventaja frente a Bernie entre el electorado hispano: 73% contra 3%. Sin embargo, en febrero, tras los caucus de Nevada (17.2% del electorado hispano), Sanders consiguió demostrar que su campaña era competitiva. “Clinton ganó la mayoría del voto hispano en Nevada, pero no por una amplia mayoría”, ponderó Nate Silver, experto en demoscopia.
“Hillary sigue teniendo un gran apoyo entre la base electoral hispana, pero ya no es lo mismo que en 2008”, dijo Mark Hugo Lopez, director de Hispanic Research. “Los electores hispanos ponen atención al candidato. Pero sobre todo a sus ideas, sin importar si [los aspirantes] hablan o no español o son de origen hispano. Los demócratas cuentan con el apoyo de los hispanos [porque] sus propuestas han estado más alineadas con sus necesidades y reclamos en materia de inmigración, economía, salud o educación”, añadió.
En estas elecciones, además, cuenta el factor Donald Trump. “Muchos hispanos votaremos con la mente puesta en el mejor candidato para vencer a Trump o a Ted Cruz en las elecciones de noviembre”, dijo Juan José Gutiérrez, de la organización Vamos Unidos USA. El voto útil, en este caso, podría beneficiar a Hillary, quien tendría más posibilidades de derrotar a Trump.