Madrid.— Dos meses después de que se celebraran elecciones generales en España y en medio de un hartazgo generalizado de la población ante la incapacidad de los líderes políticos de ponerse de acuerdo para formar gobierno, ayer el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez y el de Ciudadanos, Albert Rivera, firmaron por fin un pacto de gobierno.
Se trata del primer acuerdo logrado por dos formaciones políticas después de muchos días de negociaciones, reuniones secretas y no secretas y conversaciones telefónicas.
Sin embargo, no garantiza la investidura de Sánchez, prevista para el 1 de marzo, dado que ambos partidos no reúnen los diputados necesarios para tener la mayoría absoluta (137) que se requiere en una primera votación (el PSOE tiene 90 y Ciudadanos tiene 40). Y en una segunda votación, cuando ya no se necesita la mayoría absoluta, sino tan sólo de que más personas voten sí de las que votan no, tampoco lo lograrían, si los 123 diputados del PP o los 69 de Podemos no se abstienen.
Sánchez y Rivera sellaron el primer gran acuerdo entre dos fuerzas nacionales y lo hicieron con un doble apretón de manos en la Sala Constitucional. Luego ambos políticos en sus respectivas ruedas de prensa coincidieron en subrayar lo histórico del pacto y pidieron a las formaciones de izquierda y derecha que se sumen. Los dos hablaron de generosidad, aseguraron que con el acuerdo no había ganado ninguno de los dos partidos políticos, “sino los ciudadanos”.
Tras asegurar que el acuerdo recoge 80% del programa de su partido, Rivera reconoció que no descarta formar parte de un gobierno de Sánchez.
Sánchez dijo que ambas formaciones “no sólo acuerdan una investidura, sino una senda de reformas progresistas que necesita nuestro país”.
El documento, de 66 páginas, recupera los servicios sociales perdidos por la crisis económica que vive España, se pone en marcha un nuevo marco laboral que sustituye la reforma laboral que abarata y facilita el despido aprobada por el gobierno de Mariano Rajoy (Partido Popular, PP), incluye numerosas medidas contra la corrupción como la expulsión de los políticos corruptos de la vida pública, baja el Impuesto del Valor Añadido (IVA) cultural del 21 al 10%, paraliza los desahucios, frena la ley educativa llamada ley Wert por el ministro que la aprobó y se compromete a firmar un pacto por la educación, y rechaza un referéndum de autodeterminación en Cataluña, entre otras cosas.
El acuerdo, que el sábado será sometido a votación en las bases del PSOE, fue muy criticado por el PP y por Podemos, formación esta última de Pablo Iglesias, que ve cómo se le escapa de las manos la posibilidad de formar gobierno con el PSOE. Podemos anunció que se levantaba de la mesa de negociación que mantenía con el PSOE, con Compromís y con Izquierda Unida (IU) para formar un gobierno de izquierdas (la única posibilidad que contempla Podemos).
La semana que viene se celebrarán las dos votaciones de investidura de Pedro Sánchez. Si no logra salir elegido, el rey Felipe VI le mandará formar gobierno a Rajoy, actual presidente en funciones, y si este declina, como ya hizo, consciente de que no lo logrará, se habrá elecciones generales en junio.