Los vientos de la victoria volvieron a soplar ayer en Nevada a favor del magnate Donald Trump, en una jornada de caucus (asambleas populares) marcados por la desorganización y por una elevada participación de republicanos blancos, mayores de 45 años abrazando la causa del magnate neoyorkino contra los políticos del establishment en Washington.
El retrato hablado de quienes ayer empujaban a Trump hacia su tercera victoria en Nevada encajaba en el siguiente boceto porcentual elaborado a la salida de las asambleas o caucus en las distintas ciudades y condados de Nevada: 86% se identificó como blanco; 92% se declaró muy insatisfecho o enojado con el gobierno; 80% declaró tener más de 45 años; 61% desea a un candidato presidencial ajeno al establishment político; 8% se identificó como hispano y sólo 1%, como negro.
La decisión de apostar al apoyo del voto blanco y mayor de 45 años, descontento con el avance de las minorías hispana, negra o asiática en ese estado, quedó patente en los primeros actos de campaña de Donald Trump en Las Vegas. La presencia del alguacil de Maricopa, en Arizona, Joe Arpaio, quien ha decidido respaldarlo, le permitió a Trump animar a su base espoleándola con la promesa de edificar un muro en la frontera con México:
“¿Y quien va a pagar por ese muro?”, les preguntó Trump a sus simpatizantes para escuchar a coro la respuesta al unísono: “¡México!”, igual que hiciera tras su triunfo en las primarias de Carolina del Sur, el sábado.
A pesar de que en Nevada las minorías constituyen una parte considerable del electorado en Nevada y que pasaron de 36% a 39.6% entre 2012 y 2016, la campaña de Donald Trump decidió apostar para hacerse con el voto del electorado republicano blanco, conservador y mayor de 45 años.
Y, a pesar de que el electorado hispano representa 17% del total del padrón electoral en ese estado, Trump no hizo nada por conquistarlo.
“Estamos ganando, ganando y ganando”, dijo anoche Trump a sus simpatizantes en Las Vegas; Marco Rubio decidió trasladarse a Michigan para participar en distintos actos de campaña. La decisión de abandonar Nevada de Rubio, a quien muchos ven como la mejor opción del establishment partidista para frenar las aspiraciones de Trump en las primarias del próximo 1 de marzo en 13 estados, fue interpretado por la mayoría de los analistas como el reconocimiento de una improbable victoria.
Según las primeras proyecciones, Marco Rubio y Ted Cruz se disputaban el segundo lugar al igual que ocurrió en las primarias realizadas en Carolina del Sur.
Otros candidatos como el gobernador de Ohio, John Kasich, y el médico Ben Carson, se mantenían a la distancia y con unos resultados que sólo han confirmado el liderazgo de Trump.
El magnate neoyorkino contó con la ventaja de salida en Nevada por ser uno de los personajes más conocidos en ese estado. Su cadena de hoteles y sus continuas visitas a Las Vegas lo han convertido en personaje popular entre la mayoría.
El equipo de campaña de Trump desplegó, además, a una legión de voluntarios. Aun así, el aspirante presidencial enfrentó durante la jornada la protesta, frente al Hotel Trump de Las Vegas, del poderoso Sindicato de Trabajadores Culinarios, expresando su rechazo a su candidatura.
De acuerdo con los sondeos previos al caucus, Trump también contaba en Nevada con el apoyo de seis de cada 10 que mencionaron la inmigración como principal preocupación, y casi la mitad de los que mencionaron la economía.
La carrera por la candidatura republicana a la presidencia tendrá su siguiente capítulo en el súper martes del 1 de marzo, cuando una docena de estados celebrarán sus primarias.