Apple propuso ayer que las autoridades del FBI retiren el pedido presentado a la empresa para desencriptar un iPhone y exigió que se forme una comisión especial que analice cuáles serían las implicancias del caso para la seguridad nacional y la esfera privada.
Las tensiones entre Apple y el FBI surgieron cuando las autoridades solicitaron que la compañía colaborara para desbloquear un iPhone que perteneció a Syed Farook, quien mató, junto a su mujer, Tashfeen Malik, a 14 personas en la localidad californiana de San Bernardino.
Apple se niega a cumplir con el pedido y advirtió que eso requeriría un nuevo software que, una vez desarrollado, podría hacer peligrar la privacidad de todos los usuarios de sus móviles. Esta misma argumentación fue reiterada ayer.
“Estamos convencidos. La única vía de evitar que una herramienta tan poderosa sea mal utilizada o que caiga en las manos equivocadas es no crearla”. El director del FBI, James Comey, había emitido pocas horas antes una carta abierta en la que afirmó que el FBI no busca sentar precedentes para establecer nuevos parámetros de vigilancia.
“No queremos violar la encriptación de nadie, ni poner en circulación una llave maestra”, escribió el directivo.
“[El caso] debería ser resuelto por la población estadounidense, que decida cómo queremos gobernarnos en un mundo que nunca antes hemos visto”, sugirió. Algunas personas afectadas por la matanza en San Bernardino y sus familias presentarán documentos en apoyo a la orden para que Apple ayude al FBI, dijo ayer el abogado Stephen Larson.
El FBI solicitaba que Apple desactivara una función que elimina todo el contenido de un teléfono una vez que se le ha introducido 10 veces mal la contraseña. Los tribunales le han dado a Apple un plazo hasta el 26 de febrero para responder a la orden.