En un discurso ante el Congreso, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, prometió el martes a su nación que no se escatimarían recursos en la lucha contra el zika, un día después de que la Organización Mundial de la Salud declaró que el virus transmitido por mosquitos es una emergencia internacional.

Un aumento en el número de bebés nacidos con defectos cerebrales y cabezas anormalmente pequeñas ha sido vinculado a que sus madres contrajeron el virus durante el embarazo.

Varios miles de casos de microcefalia han sido reportados en Brasil desde octubre, aunque los investigadores hasta ahora no han demostrado un vínculo definitivo al virus. No existe vacuna ni cura para el zika.

"Todos debemos preocuparnos por la microcefalia", dijo Rousseff al hacer un llamado al Congreso para asociarse con ella en la lucha contra el virus.

Antes de que el zika comenzara a atraer la atención internacional, Brasil ya estaba batallando para preparar los Juegos Olímpicos de este año, programados para comenzar en agosto en Río de janeiro. Proyectos de construcción habían iniciado y se detuvieron, y los cuestionamientos iban en aumento sobre la seguridad de los atletas, luego de que una investigación de The Associated Press encontró niveles alarmantemente altos de bacterias y virus en los cuerpos acuáticos donde se llevarán a cabo las competencias.

La preocupación sobre el virus del zika fue el tópico principal el martes durante una conferencia de prensa del Comité Olímpico. En lugar de los avances en la construcción de las sedes o la venta de boletos, los funcionarios de salud intentaron apaciguar los temores de que el virus podría causar estragos.

ahd

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