España está expectante ante la decisión que deberá tomar el rey Felipe VI tras la segunda ronda de reuniones con los partidos españoles para tratar de formar gobierno y poner fin a la parálisis política que vive el país desde las elecciones del 20 de diciembre.

El jefe del Estado recibió ayer en el Palacio de la Zarzuela, en Madrid, a los líderes de los dos principales partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos, antes de cerrar la ronda hoy con los de las dos formaciones más votadas, el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista (PSOE).

La situación es inédita. El rey podría volver a pedir al conservador Mariano Rajoy que se someta a la votación de investidura, después de que éste declinara la propuesta hace 10 días. Pero también podría encargar la tarea de formar gobierno al líder socialista, Pedro Sánchez, o parar el reloj y abrir un tiempo de negociación.

Hasta ayer, ninguno de los líderes políticos tiene los apoyos necesarios para ser investido, según las informaciones que han trascendido.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, reiteró a Felipe VI su oferta para formar gobierno con el PSOE, encabezado por Sánchez y con él como “número dos”. “No hemos tenido ninguna respuesta. Nuestra mano sigue tendida”, dijo. “Yo desearía que el PSOE y su secretario general se decidan y que lo hagan por nosotros”, añadió.

Las palabras de Iglesias elevan la presión sobre Sánchez, adicional a la que tiene dentro de su propio partido, donde algunos dirigentes regionales cuestionan un posible acuerdo con Podemos, principalmente por la propuesta de esta formación de celebrar un referéndum sobre la independencia en la región de Cataluña (noreste).

Felipe VI también se reunió ayer con el liberal Albert Rivera, de Ciudadanos, quien comunicó al monarca su intención de poner en marcha cuanto antes una mesa de negociación con el PP y el PSOE, los dos partidos con los que está dispuesto a llegar a un acuerdo.

“Tenemos que poner en común cosas con el PSOE, con el PP, e intentar que ese programa común sea el de un gobierno de transición”, dijo.

Más de un mes después de los comicios generales, en los que ninguna fuerza política obtuvo los escaños suficientes para gobernar sin apoyos, los partidos siguen atrincherados en sus posiciones.

El PP apuesta por una gran coalición con el PSOE y Ciudadanos, pero no está dispuesto a facilitar ningún gobierno que no esté encabezado por Rajoy, según confirmó este lunes.

Sánchez, por su parte, se niega a sentarse a negociar con el jefe del Ejecutivo en funciones y aboga por “tender la mano” a Podemos y Ciudadanos. Sin embargo, los dos partidos emergentes se declaran “incompatibles” y rechazan estar en el mismo barco, lo que complica las posibilidades aritméticas para lograr una mayoría amplia.

Los socialistas se muestran divididos ante el desafío de formar gobierno, tal como se desprende de unas grabaciones filtradas y difundidas ayer por la prensa española, en las que pesos pesados del partido como la andaluza Susana Díaz, máxima rival interna de Sánchez, ponen en cuestión su liderazgo.

En Ciudadanos, por otra parte, no ocultan sus reticencias hacia Rajoy por los casos de corrupción que golpean a su partido, especialmente a raíz del último escándalo en la Comunidad Valenciana. Si no se consigue formar gobierno, España se verá abocada a nuevas elecciones a partir de junio.

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