Estambul.— Al menos 28 personas murieron y 61 resultaron heridas en un atentado perpetrado ayer contra un convoy militar en la capital de Turquía, Ankara, informó el viceprimer ministro Numan Kurtulmus.

“Esto no es un ataque contra nuestra fuerza militar, sino un ataque contra nuestra querida nación”, dijo Kurtulmus a emisoras locales. Las Fuerzas Armadas confirmaron que entre las víctimas mortales hay integrantes de su cuerpo.

El ministro de Justicia, Bekir Bozdag, y las fuerzas militares aseguraron que se trató de un “atentado
terrorista” en Ankara, en una intersección de calles cercana a la sede central de la Fuerza Aérea y en las inmediaciones del Parlamento. La detonación fue presuntamente causada por un coche-bomba en el barrio de Cankaya, donde hay numerosas representaciones gubernamentales.

Ninguna agrupación se ha adjudicado la autoría. La presidencia difundió un mensaje en el que asegura que la lucha contra el terrorismo será aun más resuelta y que el país hará uso de su derecho de autodefensa.

Varios analistas turcos, entrevistados por las cadenas de televisión, apuntaron como principal sospechoso un comando del ilegal Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). Aunque la guerrilla suele actuar sobre todo en el sureste del país, de mayoría kurda, la detonación de bombas al paso de convoyes militares es un método habitual del PKK.

El grupo volvió a la lucha armada en julio de 2015 tras romper una tregua y proceso de paz que había durado más de dos años. Desde entonces han fallecido cientos de guerrilleros y decenas de agentes de las fuerzas de seguridad turcas.

El Ministerio de Salud informó que 32 ambulancias fueron desplazadas al lugar del siniestro y el presidente, Recep Tayyip Erdogan, convocó a una reunión de seguridad.

El jefe de gobierno, Ahmet Davutoglu, canceló su viaje a Bruselas, donde tenía previsto participar en la cumbre de la Unión Europea (UE) para debatir la crisis migratoria.

El gobierno prohibió temporalmente la transmisión de imágenes del lugar de los hechos y la difusión de informaciones no oficiales, en aras de la “seguridad nacional”.

Alemania condenó “en los términos más duros este nuevo acto terrorista” y expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas.

En Estados Unidos, el viceportavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, condenó el ataque y reiteró la “sólida colaboración” de EU “con nuestro aliado de la OTAN en el combate al terrorismo”.

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