Occidente y Rusia se encuentran enzarzados en una nueva Guerra Fría, afirmó ayer el primer ministro de Rusia, Dimitri Medvedev, días después de que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) acordara reforzar su presencia en la frontera oriental.

“Hemos caído en los tiempos de una nueva Guerra Fría”, dijo el jefe de gobierno ruso durante un coloquio en la Conferencia de Seguridad de Munich, una cita anual de diplomáticos y expertos en defensa que tuvo entre sus principales temas de la segunda jornada la política exterior de Rusia.

“Casi a diario se nos declara la mayor amenaza para la OTAN en su conjunto, o por separado para Europa o para Estados Unidos u otros países”, se quejó Medvedev, quien acudió al encuentro en lugar del presidente Vladimir Putin.

“Pero las verdaderas amenazas que existen en nuestro pequeño mundo, y espero que entiendan esto, consisten en algo bastante diferente”, lanzó, y recordó que el terrorismo y el extremismo son temas urgentes que precisan de una respuesta de la comunidad internacional. Medvedev definió en términos drásticos el estado de las relaciones de su país con Occidente y habló de relaciones “estropeadas” con la Unión Europea.

“¿Puede ser que necesitemos una tercera conmoción mundial para entender cuán necesaria es hoy la cooperación en lugar de la confrontación?”, se preguntó. Al mismo tiempo, el mandatario ruso abogó por recuperar la confianza. “Será un proceso difícil. Pero tenemos que empezar este proceso. Y sin que haya condiciones previas”.

Medvedev fue secundado por el ministro de Exteriores Serguei Lavrov. “La OTAN y la Unión Europea se están negando a cooperar de forma plena con Rusia. Nos consideran su enemigo... Los viejos instintos parecen seguir ahí”, criticó.

El secretario general de la alianza militar occidental OTAN, Jens Stoltenberg, salió al cruce para negar que el bloque estuviese buscando la confrontación: “No queremos una nueva Guerra Fría”.

Dalia Grybauskaite, presidenta de Lituania, uno de los países que se sienten amenazados por los vecinos rusos, fue aún más allá: “Probablemente estemos incluso ante una guerra caliente. Esto no está para nada frío, ya está caliente”.

Medvedev acusó a Occidente del deterioro y recordó las advertencias lanzadas por Putin en 2007 a la OTAN, acerca de que sus planes de instalar un sistema de misiles en Europa oriental podría instigar a una nueva Guerra Fría. Ahora, la situación es “mucho más sombría”, lamentó.

Las relaciones de Rusia con Occidente se tensaron más tras la anexión de la península ucraniana de Crimea por parte de Rusia en 2014 y el apoyo de Moscú a los separatistas del este de Ucrania, aunque Rusia lo niega.

Las declaraciones de Medvedev se producen tres días después de que la OTAN anunciase un aumento del despliegue de fuerzas en el Mar Negro, que baña las costas de Crimea, donde Rusia tiene una base naval de importancia estratégica. El viernes, Stoltenberg y Lavrov intentaron sin éxito acordar una reunión del Consejo OTAN-Rusia, que ha estado inactivo desde la anexión de Crimea.

Por otra parte, el secretario estadounidense de Estado, John Kerry, advirtió que las sanciones económicas impuestas a Rusia se mantendrán hasta que se ponga en marcha plenamente el acuerdo de paz para Ucrania acordado el año pasado en Minsk.

“Rusia tiene una elección sencilla: o aplica Minsk en su totalidad o enfrenta sanciones económicas”, dijo el titular de la diplomacia estadounidense en la Conferencia de Seguridad de Munich.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses