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La Haya/ Viena.— Al menos 10 mil niños migrantes que viajaban solos desaparecieron sin dejar rastro alguno en los últimos 18 hasta 24 meses después de su llegada a Europa, informó ayer un portavoz de la Oficina Europea de Policía (Europol) en La Haya.
“Esto no quiere decir que a todos ellos les haya pasado algo. Algunos de esos menores podrían estar viviendo con parientes. Lo que sí significa, sin embargo, es que corren al menos un riesgo potencial”, advirtió.
La cifra de 10 mil niños es un “cálculo conservador”. Tan sólo en Italia están desaparecidos 5 mil infantes refugiados, según datos de las autoridades del país europeo, y en Suecia, mil, indicó el portavoz de Europol, que no pudo mencionar cifras de otros países.
“Estos niños pueden ser víctimas de abusos y hemos pedido a nuestros colegas [en Europa] que sean conscientes de que esto podría pasar”.
El portavoz confirmó unas afirmaciones de Brian Donald, uno de los responsables de Europol, quien había declarado al diario británico The Guardian que existen pruebas de que algunos de los niños que viajaban solos fueron víctimas de abusos sexuales.
Tanto en Alemania como en Hungría ha sido detenido “un gran número” de criminales que explotaban a refugiados, señaló el portavoz.
Europol tiene informaciones que indican que aquellos criminales que primero se aprovecharon de los refugiados como traficantes de personas ahora también intentan venderlos como esclavos o explotarlos sexualmente.
En Austria, aviones militares para deportar. En Austria, autoridades señalaron que el país aumentará las deportaciones de inmigrantes y agregará a Marruecos, Argelia y otros estados a una lista de países que considera seguros, lo que permitirá que envíe gente allá más rápidamente. Para deportar a los solicitantes de asilo cuya petición sea denegada, con el fin de acelerar el proceso y alcanzar la cifra de al menos 50 mil repatriaciones hasta finales de 2019, el ministro austriaco de Defensa, Hans Peter Doskozil, dio “luz verde” al uso de aviones militares de transporte Hércules.
El Ejecutivo austriaco de gran coalición está presionado por el aumento de la intención de voto del ultraderechista Partido Liberal (FPÖ), que defiende una política de “mano dura” y que en las encuestas aparece como la primera opción.
Austria y la vecina Alemania abrieron sus fronteras en septiembre de 2015 a cientos de miles de personas que entraron a Europa, muchos de ellos huyendo de la guerra y la pobreza en Medio Oriente, sobre todo Siria.
En Alemania, la euroescéptica Alternativa para Alemania (AfD) ha cobrado brío tras orientar su mensaje hacia la xenofobia contra el asilado, en plena caída de popularidad de Angela Merkel y en un país que, a escala parlamentaria, parecía inmune al populismo ultraderechista. Un 12% pronostica para la AfD el sondeo del instituto Emnid difundido este domingo, el mayor porcentaje hasta ahora estimado por las encuestas a una formación que parecía agónica tras no haber logrado acceder al Bundestag (Parlamento) en las generales de 2013.
Su presidenta, Frauke Petry, desató el sábado un considerable revuelo al pronunciarse en favor de que la policía fronteriza “haga uso de las armas” para impedir que un refugiado entre en el país de forma ilegal, en caso de necesidad extrema y “de acuerdo a la ley”.
En tanto, Reino Unido y la Unión Europea (UE) acordaron los términos de un “freno de emergencia” para restringir los derechos de los migrantes de otros países de la UE a las prestaciones sociales, pero “aún se necesita más trabajo duro” para negociar otras reformas, dijo ayer un portavoz del primer ministro británico, David Cameron, en Londres.