Al menos 70 personas murieron ayer en un atentado suicida perpetrado contra un campo de entrenamiento de la policía en la ciudad libia de Zliten, informó un hospital local. Además, unas 130 personas resultaron heridas cuando un camión cargado de explosivos se incrustó contra la puerta del campamento, según relataron testigos.

En el campo, donde por la mañana se reunía un nutrido grupo de efectivos, son adiestradas fuerzas de seguridad de la guardia costera. Se cree que la mayoría de las víctimas son policías. Los hospitales de Zliten, a unos 160 kilómetros al este de la capital, Trípoli, llamaron a los habitantes de la zona a donar sangre para los heridos en el ataque, reportó la agencia oficial de noticias libia LANA.

El enviado de las Naciones Unidas para Libia, Martin Kobler, criticó el atentado. “Condeno en los más duros términos el letal ataque suicida en Zliten; llamo a todos los libios a unirse urgentemente en la lucha contra el terrorismo”, escribió el diplomático alemán en un tuit.

Por el momento nadie se ha atribuido el atentado. En el pasado, ataques como éste fueron obra de la rama libia de la milicia terrorista Estado Islámico (EI), que en este país norteafricano controla una franja costera del Mediterráneo en torno a las ciudades de Sirte y Al Nofaliyeh.

Una fuente de los servicios de seguridad en Zliten dijo a DPA que dos días atrás había llegado a la ciudad un barco con extranjeros y que las fuerzas de seguridad habían montado el miércoles una operación para localizar a todos los extranjeros que residen ilegalmente en la localidad. “Pero desgraciadamente no pudimos impedir este desastre”, apuntó la fuente.

Zliten, una localidad comercial que no es conocida por albergar militantes, es considerada en cambio un centro para los migrantes ilegales que buscan llegar a Europa.

En Washington, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, afirmó el jueves que Estados Unidos no ha determinado todavía quién es el responsable de haber ejecutado un “ataque cobarde de terrorismo” y extendió sus condolencias a las víctimas y las familias de quienes murieron, así como al pueblo de Libia. Earnest dijo que el gobierno estadounidense permanece “profundamente preocupado” por los milicianos inspirados por el EI que realizan actos de violencia en Libia.

Los contrabandistas que operan en este país norteafricano son conocidos por responder con violencia a cualquier intento de destruir sus operaciones lucrativas, pero no se han reportado incidentes en los que empleen vehículos bomba, lo que deja entrever que es más probable que un miliciano islámico haya estado detrás del ataque del jueves.

En años recientes, miles de migrantes en busca de una mejor vida en Europa han zarpado desde Libia en botes destartalados y sobrecargados. Cientos se han ahogado en esos trayectos. Desde el derrocamiento de Muamar al Gaddafi, dos gobiernos se disputan desde hace años el poder: uno dominado por islamistas en Trípoli y el Ejecutivo reconocido por la comunidad internacional en Tobruk, en el este de Libia. En diciembre, ambas partes firmaron un plan de paz diseñado por la ONU, pero que aún no entró en vigor. Dicho plan prevé la creación de un gobierno de unidad nacional. El vacío de poder que ha vivido el país ha permitido el auge de grupos extremistas en Libia.

La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, viajará hoy a Túnez para reunirse con los miembros del Consejo presidencial libio y comenzar a trabajar en el apoyo concreto de la Unión Europea (UE) al acuerdo nacional de gobierno y al pueblo de Libia.

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