Una alerta de hambruna generalizada está creciendo en la ciudad siria de Madaya que es asediada por mientras fuerzas progubernamentales.
La situación de escasez en alimentos esta provocando que la gente se coma las hojas de los árboles; imágenes de la agencia Reuters revelan a adultos y niños con aspecto cadavérico.
El bloqueo de Madaya, cerca de la frontera con Líbano, se ha convertido en un tema central para los líderes de la oposición siria que dijeron a un enviado de la ONU esta semana que no van a participar en la conversaciones con el Gobierno hasta que éste y otros asedios sean levantados.
A esta situación se suma la entrada del invierno. Dentro de la población, los civiles aguantan lo mejor que pueden las bajas temperaturas invernales, ya que no hay combustible para alimentar las estufas y los vecinos tratan de calentarse quemando las maderas que encuentran.
"Vivíamos de las hojas de los árboles, de las plantas, pero ahora estamos luchando con una tormenta de nieve y no hay más plantas u hojas", dijo Majed Ali, de 28 años, un activista de la oposición que habló con Reuters por teléfono desde Madaya.
Por su parte, el activista sirio Nasir Ibrahim contó, desde el interior de esta localidad, que las medicinas también escasean en Madaya, donde tan solo queda un hospital de campaña "con muy poco instrumental y recursos", apuntó la fuente.
Naciones Unidas dijo que el gobierno sirio aprobó este jueves el acceso para la entrega de ayuda "en los próximos días", junto con una entrega a dos aldeas en el noroeste de Siria asediadas por los rebeldes.
En tanto, los residentes en Madaya, donde las Naciones Unidas dice que unas 40 mil personas están en riesgo, hacen lo que pueden con el agua dándole a esta sabor con especias, cuando están disponibles, como limón, sal y vinagre, dijo Abu Hassan Mousa, el jefe de un consejo de oposición en Madaya.
Según el activista Nasir Ibrahim, en el lugar el kilogramo de arroz puede alcanzar los 200 dólares en esos puntos y la leche en polvo es casi un bien de lujo por el que se pagan unos 400 dólares, siempre y cuando esté disponible.
Por su parte, Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció en un comunicado la situación en esa localidad, situada al noroeste de la capital siria y próxima a la frontera con el Líbano.
MSF subrayó que desde el último reparto de comida el pasado 18 de octubre el cerco se ha estrechado en Madaya, donde, según la ONG, unas 23 personas han muerto de hambre, seis de ellas bebés de menos de un año, en el centro sanitario que recibe apoyo de esta organización desde el pasado 1 de diciembre.
En la nota, MSF instó a la entrega inmediata de medicinas y la evacuación urgente de los enfermos.
La ONG Save the Children también se sumó hoy a los llamamientos de ayuda para Madaya y advirtió de que "más menores morirán en los próximos días y semanas a menos que sea repartida de inmediato en la ciudad asistencia vital como medicinas, carburantes y comida".
En un comunicado, este grupo elevó a 31 el número de fallecidos en esa población por malnutrición en diciembre, de acuerdo a las informaciones de trabajadores humanitarios sobre el terreno.
Además, destacó que la escasez ha ocasionado un importante aumento de los precios de alimentos básicos, como el arroz, el azúcar y el bulgur (grano de trigo partido), que han alcanzado "niveles astronómicos".
Puso como ejemplo que el kilogramo de bulgur cuesta 280 dólares y recordó que la gente también lucha por sobrevivir a las bajas temperaturas sin electricidad y sin combustible.
ahd