El Parlamento danés aprobó ayer una controvertida medida que prevé la confiscación de objetos de valor a los refugiados que lleguen al país, en el marco de un plan para que ellos mismos contribuyan al pago de su estancia en Dinamarca, ante las críticas de la oposición y de organizaciones de derechos humanos. La medida forma parte de una ley más amplia que pretende endurecer también la política de asilo.

La ONU reclamó de inmediato “respeto” y “compasión” para los refugiados que llegan a Europa en respuesta a la polémica ley adoptada por Dinamarca.

“Gente que ha sufrido tremendamente, que escapó de la guerra y el conflicto, que literalmente ha caminado cientos o miles de kilómetros, que arriesgó su vida para cruzar el Mediterráneo debería ser tratada con compasión y respeto”, dijo Stéphane Dujarric, portavoz de Naciones Unidas. El Consejo de Europa, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y grupos defensores de derechos humanos como Amnistía Internacional también han criticado las medidas.

El gobierno en minoría en manos de los liberales de derecha se aseguró el respaldo de otros partidos, como el principal grupo de la oposición, el Partido Socialdemócrata, y el Partido Popular Danés, muy crítico con los migrantes y refugiados. La tercera y última lectura de la ley fue aprobada por 81 a 27 votos, con una abstención y ante la ausencia de 70 legisladores.

En vísperas de la votación, la atención se centró en las medidas que permiten realizar registros a los refugiados y confiscarles dinero en efectivo o pertenencias que excedan las 10 mil coronas (mil 450 dólares).

El dinero y lo obtenido de la venta de sus objetos de valor, como relojes o teléfonos móviles, serán utilizados para pagar la estancia de los refugiados en Dinamarca, prevé la ley.

El ministro de Exteriores, Kristian Jensen and Stojberg, dijo sin embargo el lunes que quedarían excluidos objetos de “valor sentimental” como anillos de boda o compromiso.

Durante el debate, Martin Henriksen, del Partido Popular Danés, consideró la ley “un paso adecuado para nuestro país”, pero añadió que además se necesitan “más controles fronterizos y endurecer las políticas de asilo y refugiados”.

El primer ministro, Lars Lokke Rasmusen, aseguró que no ve necesidad en estos momentos de “nuevas restricciones”. “Ahora debemos implementar estas medidas que pretenden garantizar que Dinamarca es menos atractiva” para los migrantes, dijo.

Antes de la votación, el portavoz de asuntos migratorios del partido liberal, Jakob Ellemann-Jensen, puso en duda que Dinamarca vaya a enfrentar repercusiones, “incluso aunque algunas de las medidas estuvieran al margen de las convenciones internacionales”.

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