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Corea del Norte realizó su último ensayo nuclear subterráneo a una profundidad de más de 700 metros, según estimaciones del Gobierno surcoreano, lo que supone casi el doble que en anteriores pruebas y dificulta el análisis del tipo de bomba empleado.
"Corea del Norte detonó su bomba -la primera de hidrógeno, según Pyongyang- a 770 metros bajo el mayor de los picos en Punggye-ri", el centro de pruebas atómicas del régimen, explicó hoy Ji Hun-cheol, director del departamento de investigación geológica del Instituto Coreano de Geociencia y Recursos Minerales, al diario Joong-ang.
Según datos del instituto, dependiente del Gobierno surcoreano, el tercer ensayo nuclear norcoreano, realizado en 2013, fue ejecutado a 330 metros de profundidad, y el segundo, de 2009, se realizó a 480 metros bajo tierra.
Pyongyang aseguró que el pasado día 6 detonó por primera vez una bomba de hidrógeno (más potente que los artefactos que había empleado hasta ahora), aunque la mayoría de expertos considera exagerada la afirmación dada la escala de la explosión y sostiene que probablemente hizo estallar una bomba de fisión potenciada.
Los datos que ha publicado el organismo surcoreano a partir de la información recogida por 38 observatorios sismológicos y ocho aparatos de radar ofrecen por primera vez pistas claras sobre la profundidad del túnel en el que se llevó a cabo la detonación.
Ji considera que Pyongyang pudo cavar un túnel más profundo bien porque temía de verdad un derrumbamiento de las galerías ante la mayor fuerza de la explosión, o bien porque precisamente quería hacer pensar a la comunidad internacional que temía una detonación más poderosa.
El hecho de que la prueba se haya realizado a mayor profundidad reduce además la posibilidad de fugas radiactivas, cuya composición es clave para determinar el tipo exacto de bomba que el régimen de Kim Jong-un hizo estallar.
Las autoridades de Corea del Sur y Japón no han logrado detectar por el momento ningún tipo de isótopo radiactivo en el aire desde que se realizó la prueba.
No obstante, los expertos creen que las estaciones de detección podrían tardar hasta dos meses en determinar la presencia de gases radiactivos en el aire como resultado del ensayo armamentístico.
jcra