Los socorristas escarbaban el domingo entre los escombros de las casas destruidas por los devastadores tornados en Texas que dejaron al menos 11 muertos, elevando a 28 el número de víctimas por los fenómenos meteorológicos que golpean desde hace días el sur de Estados Unidos.

En Mississippi un hombre y una mujer que estaban desaparecidos desde el viernes fueron hallados muertos, con lo que la cifra de víctimas fatales en ese estado ascendió a 10. En Tennessee se reportaron seis muertos, mientras que en Arkansas perdió la vida una joven de 18 años cuando un árbol cayó sobre su casa. Al menos 40 personas resultaron heridas.

Techos arrancados, fachadas rotas, montañas de vigas mezcladas con coches aplastados e incluso barcos que volaron como si fueran juguetes: los residentes del norte de Texas fueron testigos al levantarse este domingo de escenas de terror.

Una serie de tornados arrasó el sábado la ciudad de Dallas y sus suburbios, y las autoridades temen hallar más víctimas bajo las paredes desplomadas y dentro de autos volteados.

“Debemos seguir evaluando la situación a medida que avanzamos en la remoción de escombros”, dijo el gobernador de Texas, Greg Abbott, en conferencia de prensa.

La localidad de Garland, al noreste de Dallas, fue golpeada por un tornado la tarde del sábado, sorprendiendo a conductores en la carretera.“Los daños son enormes”, afirmó el alcalde de Garland, Douglas Athas.

El Servicio Nacional de Meteorología (NWS) “determinó que la amplitud de los daños corresponde a un tornado de fuerza 4”, un fenómeno que implica vientos arremolinados de 320 km/hr, dijo Athas en un comunicado, donde precisó que se trata “del segundo tornado de fuerza 4 que azota el condado de Dallas desde 1950”.

El fenómeno afectó un área de unos cinco kilómetros cuadrados, según las autoridades, dañando cerca de 600 construcciones, principalmente casas particulares.

Tormentas de nieve también podrían afectar a la región, mientras se esperan “peligrosas inundaciones” desde Texas hasta Illinois.

Aunque los tornados son frecuentes en esas zonas, suelen producirse en primavera y son muy raros en diciembre, al igual que las altas temperaturas en Washington, donde ayer se alcanzaron más de 20°C y 17°C en Nueva York, ciudad en la que el 25 de diciembre se registró un récord de calor con casi 19°C. Las imágenes de gente paseando en sandalias contrastan con el invierno nevado que los neoyorquinos vivieron el año pasado.

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