La investidura de Artur Mas como presidente regional de Cataluña continúa en el aire después de que el único grupo independentista que puede apoyarlo, la Candidatura de Unidad Popular (CUP), reunido en asamblea, no aclarara su postura al empatar los partidarios de apoyarlo y los que no.

La CUP, que cuenta con 10 diputados, es fundamental para la investidura de Mas como presidente del gobierno catalán, ya que los 62 diputados de su grupo, Junts pel Sí, son insuficientes para conseguir una mayoría entre los 135 diputados del parlamento regional, elegidos el pasado 27 de septiembre.

En una asamblea de más de 11 horas, mil 515 miembros del grupo votaron en favor de apoyar la investidura de Mas y otros mil 515 lo hicieron en contra.

El resultado llevó a la formación a darse una prórroga hasta el 2 de enero para decidir. Tras este insólito resultado, la dirección de la CUP convocó una reunión del consejo político de la formación y del grupo de acción parlamentaria que agrupa a sus diputados en el Parlamento regional para decidir qué hacer.

Mas ha gobernado Cataluña en los últimos cinco años y es quien ha impulsado el proceso de secesión que hay en marcha en la región en abierto desafío a las instituciones españolas. Los comicios de septiembre los planteó como un plebiscito sobre la independencia.

El Parlamento catalán rechazó su investidura en las dos votaciones reglamentarias de noviembre, con el voto en contra del resto de grupos.

Los 10 diputados de la CUP, pese a ser independentistas, negaron el apoyo a Mas por su vinculación con casos de corrupción en su partido (Convergencia) y por la ausencia de políticas sociales durante su mandato en la crisis económica.

Si Mas no consigue ser investido antes del 10 de enero, habrá que convocar nuevas elecciones en Cataluña. La votación de la asamblea de la CUP tuvo lugar una semana después de las elecciones generales españolas, de las que salió un Parlamento muy fragmentado, con cuatro grupos relevantes.

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