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El ex presidente George Herbert Walker Bush criticó la administración de su hijo George W. Bush por su “candente retórica” belicosa, así como la “línea dura” de su vicepresidente Dick Cheney y la “arrogancia” de su secretario de Defensa, Dick Rumsfeld.
Las inéditas críticas del ex presidente, quien gobernó de 1989 a 1993, fueron hechas en el libro de próxima aparición “Destino y Poder: La Odisea Americana de George Herbert Walker Bush”, donde revela que Donald Trump le pidió ser su compañero de fórmula en 1998.
Bush, de 91 años y quien sufre del Mal de Parkinson, hizo contrastes entre su Presidencia de cuatro años y la de su hijo de ocho. Ambos lanzaron sus propias guerras en Irak. Negó que se hubiera opuesto a la segunda guerra del Golfo y dijo entender que ocurrieron por distintas razones.
“Me preocupa alguna de la retórica”, dijo Bush al autor del libro Jon Meacham, un periodista ganador del Premio Pulitzer. “Es muy fácil que la retórica candente atraiga titulares, pero no necesariamente resuelve el problema diplomático".
Cuestionado por el autor sobre los comentarios de su padre, George W. Bush se mostró sorprendido. “Es verdad que mi retórica puede ponerse fuerte y eso pudo molestar a algunas personas (...) Obviamente así ocurrió, incluido a mi papá, pero nunca lo mencionó”.
Pero Bush padre reservó los principales cuestionamientos para dos de los más conspicuos empleados de su hijo: Cheney y Rumsfeld. Ambos trabajaron para el patriarca de la familia Bush durante su Presidencia.
Rumsfeld fue descrito como un “arrogante” carente de humildad y sensibilidad que manejaba a su antojo el Departamento de Defensa. “Sirvió mal al presidente”, de acuerdo con los fragmentos del libro publicados por The New York Times.
En 2006, Rumsfeld dimitió como secretario de Defensa, en medio de un deterioro de la situación interna en Irak.
De Cheney, Bush padre hizo notar que después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, se volvió “muy línea dura” y muy diferente al Dick Cheney con el que trabajó en la Casa Blanca. El ex presidente 41 atribuyó su endurecimiento a la influencia de su esposa Lynn y su hija Liz.
“Fascinante”, fue la reacción de Cheney cuando se le pidió su comentario de las críticas de Bush. Aceptó que su visión del mundo se endureció a raíz del 9/11, pero rechazó de manera categórica la interpretación de que la responsable fue su esposa.
Con todo, Bush padre dejó en claro que más allá de las fallas de Cheney y Rumsfeld, la responsabilidad por traerlos y mantenerlos fue de su hijo. “El camión se detiene aquí”, dijo.