Las sequías, tormentas e inundaciones por el cambio climático aumentaron su frecuencia y gravedad en los últimos 30 años, con la agrícultura de países en desarrollo como la más dañada y riesgo de inseguridad alimentaria, alertó la FAO.

Ante esa situación, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), llamó a tomar medidas en un informe en vísperas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 21).

Entre 2003 y 2013, el período que analiza el estudio, el número medio anual de desastres por todo tipo de amenazas naturales casi se duplicó en relación a la década de 1980 del siglo pasado.

El daño económico total causado se estima en mil 500 millones de dólares, aseguró el reporte.

Agregó que cerca de 25 por ciento del impacto económico recayó sobre la agricultura, la ganadería, la pesca y la silvicultura.

En la sequía, más del 80 por ciento de los daños y las pérdidas afectaron al sector agrícola, especialmente ganadería y cultivos.

El informe examinó 78 evaluaciones post-desastre en países en desarrollo, e incluyó análisis estadísticos de pérdidas de producción, cambios de flujos comerciales y crecimiento del sector agrícola asociados con 140 desastres de mediana y gran escala, definidos como aquellos que afectan al menos a 250 mil personas.

El informe demuestra que los riesgos naturales -en particular los fenómenos meteorológicos extremos- afectan en gran medida a la agricultura y obstaculizan la erradicación del hambre, la pobreza y el logro del desarrollo sostenible, indicó la FAO.

Advirtió que la situación puede empeorar si no se toman medidas para fortalecer la resiliencia del sector agrícola y aumentan las inversiones para la seguridad alimentaria y la productividad, así como para reducir los efectos nocivos del cambio climático.

"Solamente este año, los pequeños agricultores, pescadores, pastores y las personas dependientes de los bosques en todo el mundo, han sido afectados por ciclones, sequías, inundaciones y terremotos", aseguró el director general de la FAO, José Graziano da Silva.

Recordó que la comunidad internacional tiene el compromiso de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, además de que se espera un acuerdo sobre cambio climático en la Conferencia COP 21 en París.

Medir los progresos realizados en el cumplimiento de estos objetivos globales requerirá información precisa y actualizada, incluyendo sobre el impacto de los desastres, dijo da Silva.

La sequía genera alrededor de 90 por ciento de las pérdidas de producción en la agricultura del África subsahariana, donde el sector contribuye a la cuarta parte del PIB, proporción que aumenta a la mitad cuando se incluye la agroindustria.

En estimación conservadora, las pérdidas totales de cultivos y producción ganadera en esa región tras las grandes sequías superaron entre 1991 y 2013 los 30 mil millones de dólares.

Las inundaciones causan más de la mitad del total de los daños y la pérdida de cultivos, que también son muy vulnerables a tormentas y sequías.

El 85 por ciento de los daños causados a la ganadería se debe a la sequía, mientras que la pesca se ve afectada por tsunamis y tormentas, incluyendo huracanes y ciclones.

En el sector forestal el mayor impacto procede de tormentas e inundaciones.

La FAO subrayó que a nivel mundial, dos mil 500 millones de personas dependen de la agricultura, pero sólo 4.2 por ciento del total de ayuda oficial al desarrollo se destinó a la agricultura entre 2003 y 2012: menos de la mitad de la meta fijada por Naciones Unidas del 10 por ciento.

La inversión en la reducción del riesgo de desastres es muy baja: sólo alrededor del 0.4 por ciento de la ayuda oficial para el desarrollo en 2010 y 2011.

jlc

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