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Cientos de manifestantes atacaron con piedras, huevos, tomates y pintura la embajada turca en Moscú, en protesta por el derribo de un bombardero ruso por parte de Turquía cuando cumplía misiones de combate contra el Estado Islámico (EI).
Según las imágenes ofrecidas por medios rusos, cerca de 900 personas se congregaron frente a la legación diplomática y algunos lanzaron contra ella piedras, botellas, latas de pintura, huevos, tomates y aviones de papel.
Durante la acción de protesta, que se prolongó unos 15 minutos, los manifestantes rompieron los vidrios de las ventanas del segundo y tercer piso de la embajada, según la agencia rusa de noticias Itar-Tass.
Al lugar arribaron policías, sin embargo no realizaron ninguna detención ni han intervenido para dispersar a los manifestantes, que llevaban pancartas y ondean banderas de Rusia y Siria.
Algunos de los lemas que se leían en las pancartas eran “puñalada por la espalda”, “Turquía, cómplice del terrorismo” y “No iré a Turquía”, en referencia a las expresiones manifestadas la víspera por el presidente ruso, Vladimir Putin y el canciller Serguei Lavrov.
La protesta fue organizada por el ultranacionalista Partido Liberal Democrático, aunque miembros de diferentes organizaciones decidieron sumarse a ella.
La protesta tuvo lugar un día después de que un bombardero Su-24 ruso fue derribado por un misil aire-aire lanzado desde un avión turco F-16 cuando la aeronave se encontraba en el espacio aéreo sirio, a cuatro kilómetros de la frontera de Turquía.
Turquía asegura que el avión violó el espacio aéreo del país, mientras que las autoridades rusas afirman que la aeronave se encontraba en territorio sirio, algo que, según el Ministerio de Defensa de Rusia, confirman los datos de radar.
El derribo del avión ruso por parte de Turquía se produjo en el marco de la campaña de bombardeos que Rusia realiza desde el pasado 30 de septiembre contra objetivos del EI en Siria, en la que es su primera intervención militar desde que comenzó el conflicto sirio en marzo de 2011.
jlcg/ahd