El bombardero táctico ruso Sukhoi Su-24 derribado hoy en la frontera sirio-turca por un caza de Turquía tiene la mala fama de ser el avión de combate con más accidentes a sus espaldas en la flota de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia.

El Su-24, un avión supersónico con ala de geometría variable que dejó de fabricarse en 1993, es complejo en el pilotaje y registra un promedio de 6 a 8 accidentes anuales desde el inicio de su explotación en 1975.

El avión, Fencer-A en la clasificación de la OTAN, es considerado junto al mucho más moderno Su-34 un bombardero táctico, capaz de lanzar tanto bombas como misiles contra objetivos en la retaguardia operativa del enemigo.

Las Fuerzas Aeroespaciales y la Armada rusa mantienen en la actualidad unos 120 Su-24 en sus filas, con una edad media de 30 años, aunque la intención de las autoridades rusas es renunciar totalmente a ese modelo hacia 2020.

El bombardero tiene un largo historial de participación en conflictos armados, entre ellos la invasión soviética de Afganistán, la guerra civil de Tayikistán y las dos guerras chechenas, además de la guerra del Golfo (1991), donde fue empleado por las Fuerzas Aéreas iraquíes.

Desarrolla una velocidad máxima de 1.600 kilómetros por hora y tiene un radio de acción máximo de 560 kilómetros.

Según datos de la agencia rusa RIA-Nóvosti, unos 30 Su-24 participan en los ataques que lleva a cabo la aviación rusa contra posiciones de grupos opositores en territorio sirio desde el pasado 30 de septiembre.

Dos cazas F-16 turcos derribaron hoy un Su-24 ruso cuando el bombardero había violado presuntamente el espacio aéreo turco.

El presidente ruso, Vladímir Putin, negó que el avión entrara en ningún momento en territorio turco y acusó a Ankara de asestar un "golpe a traición" a Rusia y de ser "cómplice del terrorismo".

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