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Bruselas.— Por lo menos hasta el miércoles, los habitantes de la capital de Europa seguirán experimentando un clima de miedo y un ambiente desolado en las calles de la ciudad. El primer ministro Charles Michel decidió ayer mantener la alerta máxima debido a que la amenaza de un ataque similar al de París sigue presente.
“La amenaza sigue siendo la misma de ayer (…) los objetivos potenciales (terroristas) siguen siendo los mismos, centros comerciales, las calles comerciales y el transporte público”, dijo el premier belga.
Adelantó que muy probablemente se mantendrá la alerta en nivel 4, el máximo posible, hasta el próximo lunes, aunque la situación será evaluada cada día. Para hoy, los centros comerciales continuarán cerrados, no operará el metro, ni habrá clases y los eventos masivos seguirán suspendidos.
Michel dijo que a partir del miércoles se reanudará la actividad académica, desde guarderías hasta universidades, y paulatinamente comenzará a operar el metro. Las fuerzas especiales, los helicópteros, el Ejército y los vehículos blindados de transporte, reconocimiento y patrullaje continuarán en las calles.
“Se vive un miedo aterrador desde el viernes en la noche cuando llegaron las tanquetas de la policía militar”, dice a EL UNIVERSAL la cantante mexicana Silvia Abalos, quien vive a 100 metros de la Gran Plaza de Bruselas (lo que equivaldría al Zócalo de la ciudad de México).
“Los vecinos de mi calle estaban aterrorizados. Se encerraron, asomaban uno ojo, la mitad de la cara por la ventana. Me vi obligada a visitarlos, a tratar de calmarlos contándoles la realidad de México: ¡No podían creerlo!”.
Al impacto sicológico se suma también la factura económica. The Retail Factory, una empresa que trabaja con pequeños comercios intermediarios y centros comerciales, reporta que al menos el sábado las visitas cayeron 70%.
“Esto es un desastre, la gente no está saliendo de sus casas. Me dicen que no abra, pero no puedo devolver el pescado al canal”, dice Nicolas, de la pescadería ABC, uno de los pocos comercios que abrió ayer pese a la recomendación de no hacerlo.
Desde que elevaron la alerta a 4 el sábado, han intervenido 29 viviendas, con un saldo de 21 personas detenidas, de las cuales al menos 17 han quedado libres y al parecer una estaría relacionada con los ataques de París.
Hasta ahora no han encontrado explosivos, municiones, ni armas. Tampoco han podido cazar a Salah Abdes- lam, uno de los presuntos responsable del 13-N y uno de los objetivos centrales de los operativos. A pesar de que las intervenciones policiacas no han tenido los resultados esperados, el Ministerio de Justicia se resiste a ponerle precio a la cabeza de Abdeslam.
Esto se debe a que el código penal belga se basa en el denominado Código Napoleón, el cual no contempla, ni siquiera en circunstancias extremas, ofrecer dinero por información que pueda conducir a la captura de un prófugo de la justicia, bajo el argumento de que pudiera provocar que la gente comience por su cuenta a buscar a los delincuentes y Abdeslam es considerado “altamente peligroso”.
Pero un privado, cuyos intereses económicos se estén viendo severamente afectados por la alerta máxima, podría ofrecer una suma a cambio de información que conduzca a su captura. Algo que ya ha pasado.