Casi 100 cuerpos sin vida fueron recuperados de un deslizamiento de tierra en una mina de jade en el estado de Kachin, en el norte de Myanmar, dijeron autoridades locales ayer, mientras se desvanecían las esperanzas de que otras 100 personas que continúan desaparecidas sean encontradas con vida.

El deslizamiento se produjo cuando una montaña de escombros mineros colapsó el sábado en Hpakant, un área que produce algunos de los jades de más alta calidad en el mundo.

Hasta las 09:30 GMT del domingo, habían sido recuperados 97 cuerpos de la zona del deslave, dijo Tin Swe Myint, jefe del Departamento de Administración del Municipio de Hpakant.

Se espera que la cifra aumente, pero aún no está claro exactamente cuántas personas podrían seguir bajo tierra. “No sabemos exactamente cuántas personas fueron enterradas porque no tenemos ninguna información sobre las personas que viven ahí”, dijo a Reuters vía telefónica.

“Era sólo un suburbio con estos (...) trabajadores viviendo en carpas improvisadas. Nadie sabe con certeza cuántos eran ni de donde venían”, agregó.

El deslizamiento se produjo cerca de las 03:00 hora local, cuando muchos mineros dormían, dijo Ko Sai, un minero que se encontraba durmiendo en un campamento cercano.

El accidente ocurrió cuando algunos ciudadanos locales escarbaban en las montañas de piedras desechadas por las compañías mineras con la esperanza de encontrar una pieza de jade desapercibida por los operarios.

Según las autoridades, la montaña provocó una avalancha que mató a los que buscaban jade y a otros muchos que dormían en las cabañas sepultadas.

“Sólo escaparon de la avalancha cinco cabañas. Puede que haya un centenar de muertos”, afirmó un residente, según el diario Global New Light of Myanmar.

Hpakant, situado a más de 1.100 kilómetros al norte de Rangún, la antigua capital, es un remoto distrito situado en una zona montañosa donde proliferan las minas de jade.

Birmania es el mayor productor de jadeíta, una codiciada variedad de jade, principalmente en las montañas de Kachin, donde el ejército libra combates desde 2011 contra la guerrilla de la minoría kachin.

Global Witness denunció el mes pasado las situaciones precarias en las que trabajan los buscadores de jade en las minas, propiedad en ocasiones de señores de la guerra, narcotraficantes o generales de la antigua junta militar.

En un informe, la ONG aseveró que el comercio de estas gemas está valorado en unos 31 mil millones de dólares (unos 27 mil 800 millones de euros), la mitad del Producto Interior Bruto (PIB) birmano.

Sin embargo, la cifras oficiales son más bajas debido a la opacidad del tráfico de jade, que en parte se trafica de forma ilegal a China, donde es muy apreciado.

Las duras condiciones de las minas afectan a los trabajadores, que en ocasiones utilizan drogas como la metanfetamina para combatir el cansancio y terminan convirtiéndose en adictos, mientras que la explotación sin control ha contaminado tierras y ríos, según Global Witness.

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