Bamako.— La toma de unos 170 rehenes por parte de presuntos islamistas en un lujoso hotel de Bamako, la capital de Mali, terminó ayer con la muerte de entre 21 y 27 personas, se informó.

“No hay más rehenes”, señaló el ministro del Interior del país, Salif Traoré. El ataque en el Radisson Blu fue reivindicado por Al-Qaeda en el Magreb Islámico y un grupo yihadista aliado, Al Murabitun, que dijo que quería liberar a algunos de sus combatientes presos en las cárceles de Mali, una ex colonia francesa, y que se detengan los ataques contra los malienses del norte.

Tras una reunión de crisis con su gabinete, el presidente de Mali, Ibrahim Boubacar Keita, quien interrumpió un viaje a una cumbre regional en Chad, decretó el estado de emergencia para los siguientes 10 días, así como tres días de luto nacional.

El mandatario cifró en 21 los muertos, incluyendo dos atacantes, aunque otras fuentes hablaban de entre 23 y 27 fallecidos. Un funcionario de Naciones Unidas (ONU) dijo que varios soldados de paz presentes en el lugar encontraron 12 cuerpos en el sótano del hotel y otros 15 en el segundo piso.

La televisión estatal mostró imágenes de soldados con uniformes de camuflaje y armados con fusiles de asalto AK-47 en la recepción del Radisson Blu, uno de los mejores hoteles de Bamako y un favorito entre los extranjeros. Detrás, un cadáver yacía bajo una manta marrón al pie de una escalera.

Traoré dijo que los hombres armados se abrieron paso a tiros por una barrera de seguridad a las 07:00, hora local (07:00 GMT), gritando “Allahu Akbar” —“Alá es grande”— en árabe.

Un miembro del equipo de seguridad del hotel señaló que los atacantes usaron un automóvil con matrícula diplomática para poder acceder al edificio, que está siempre vigilado. Otros llegaron a pie. Dispararon contra los guardias de seguridad y tres de ellos murieron, según el gobierno. De los rehenes, 140 eran huéspedes y 30 empleados del hotel. Había 45 malienses, 15 estadounidenses y ciudadanos de otros países como Costa de Marfil, Turquía, Argelia, Rusia, España, Canadá, Alemania, Togo y China.

Los ataques son un nuevo golpe para Francia, que tiene 3 mil 500 soldados desplegados en el norte de Mali para luchar con los islamistas y tratar de restaurar la estabilidad luego de una rebelión Tuareg en 2012.

En España, el gobierno desmintió una información publicada por el diario El País, según la cual la administración realizó una “oferta de carácter unilateral” sobre el despliegue militar de sus efectivos para luchar contra el terrorismo yihadista en África.

El presidente francés François Hollande dijo: “Debemos permanecer firmes una vez más y demostrar nuestra solidaridad con un país amigo, Mali”.

Durante la toma de rehenes se escucharon tiroteos ocasionales mientras los asaltantes avanzaban por el edificio de siete plantas, piso por piso y habitación por habitación, dijeron a Reuters una fuente de seguridad de alto rango y un testigo. Algunas personas fueron liberadas por los asaltantes tras demostrar que podían recitar versos del Corán, mientras otros fueron rescatados por fuerzas de seguridad o lograron escapar por su propia cuenta.

Uno de los rehenes rescatados, el cantante guineano Sékouba Bambino Diabate, afirmó que escuchó a dos atacantes hablando en inglés mientras registraban la habitación aledaña a la suya. “Oímos disparos procedentes de la zona de la recepción... Los atacantes entraron a la habitación de al lado. Me quedé quieto, escondido bajo la cama sin hacer ruido”, contó a Reuters. “Les oí decir en inglés: ‘¿La cargaste?’, ‘vayamos’”.

El asalto al hotel, que se encuentra al oeste del centro de la ciudad, cerca de ministerios y oficinas diplomáticas, se produce una semana después de que militantes del Estado Islámico (EI) mataran a 130 personas en París, lo que provocó el temor de que los franceses fueran un objetivo específico.

Doce tripulantes de un vuelo de Air France estaban en el hotel, pero fueron rescatados, informó la aerolínea. La agencia estatal de noticias china Xinhua dijo que tres de 10 turistas chinos atrapados en el hotel fueron rescatados.

El gobierno de Estados Unidos condenó “en los términos más enérgicos” el “atroz” ataque terrorista en Mali, en el que murió un ciudadano estadounidense, y ofreció apoyo en las pesquisas.

En México, la Secretaría de Relaciones Exteriores condenó, en un comunicado, la agresión terrorista y afirmó que el país rechaza todo intento por impedir el proceso de paz en Mali.

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