Abdelhamid Abaaoud, el supuesto cerebro de los atentados de París, abatido la víspera a los 28 años en una operación de la policía francesa, fue un pequeño delincuente en Bélgica antes de radicalizarse y unirse al Estado Islámico en Siria.

Hijo de inmigrantes marroquíes instalados en Bélgica hace 40 años, Abaaoud nació y creció en el ahora célebre barrio de Molenbeek, en Bruselas, donde se volvió amigo de los hermanos Brahim y Salah Abdeslam, otros dos terroristas que participaron en los ataques a la capital francesa.

Abaaoud trabajaba en la tienda de ropa de su padre, un exminero convertido en comerciante, pero en paralelo se dedicaba al tráfico en pequeña escala y robos con violencia, por los que había sido condenado en dos ocasiones.

En 2013, luego de una rápida radicalización, decidió emigrar a Siria para sumarse a los grupos extremistas que combatían contra el presidente Bashar al-Assad.

En la época, el grupo yihadista Estado Islámico (EI) aún no se había definido con ese nombre y había poca información sobre sus acciones.

Bélgica descubriría el nombre del joven extremista poco después, cuando su padre lo denunció por haberse llevado a Siria a su hermano Younes, de tan sólo 13 años.

Abaaoud se convertiría en uno de los combatientes francófonos más prolijos en las redes sociales, donde publicaba amenazas a su país de origen e incitaba a sus amigos a seguir sus pasos hacia Siria o bien a “pasar a la acción”, cometiendo atentados en Europa.

Una de esas publicaciones causó conmoción en el país: el joven aparecía sonriendo al volante de una camioneta cargada de cadáveres de civiles y presumiendo de los asesinatos cometidos por el EI contra quienes acusaba de “infieles”.

Su nombre volvería a ganar las portadas de los periódicos en enero de 2014, cuando las fuerzas del orden belga desmantelaron una célula yihadista lista para atentar en el país.

El terrorista de Molenbeek, que las autoridades habían creído muerto en Siria, fue considerado el cerebro de dicho grupo y se convirtió en el hombre más buscado de Bélgica, pero logró desaparecer del radar de los servicios de inteligencia belga.

Abaaoud podría estar detrás de todos los atentados cometidos o frustrados en Francia y Bélgica en los últimos años.

Un yihadista detenido en Francia en agosto pasado, al volver de Siria, confesó que había sido encargado por el belga de cometer un atentado contra una casa de conciertos, un proyecto que remite al ocurrido en la sala Bataclan de París, el pasado viernes.

Las autoridades belgas también tienen indicios de que Abaaoud tenía contactos con Ayoub el-Khazzani, quien intentó atacar un tren de alta velocidad que iba de Amsterdam a París, en agosto, así como con el francés Mehdi Nemmouche, autor del atentado contra el Museo Judío de Bruselas, en mayo de 2014.

Ambos estuvieron hospedados en Molenbeek antes de pasar a la acción.

Por su parte, la justicia francesa lo relaciona con el argelino Sid Ahmed Ghlam, quien pretendía atentar contra una iglesia en la ciudad de Villejuif (Francia), en abril pasado.

Queda por ver si su muerte permitirá aclarar su verdadero nivel de implicación e influencia en el EI y en la elaboración de proyectos terroristas contra los países europeos.

ahd

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