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El 13 de noviembre de 2015, de manera trágica, más de un centenar de personas perdieron la vida y casi 300 resultaron heridas como consecuencia de actos terroristas premeditados, coordinados a sangre fría en diversos puntos de la ciudad de París.
¿Por qué en París? En primer término, porque Francia defiende y promueve valores democráticos y republicanos, los mismos valores que los mexicanos admiramos y deseamos que imperen en nuestro territorio.
El grupo terrorista Daesh —utilizo este término para no conceder el menor reconocimiento a su pretensión de ser un Estado— desea aniquilar estos valores por medio de cobardes acciones como las perpetradas ayer [el viernes] por la noche contra la población civil que disfrutaba de momentos de convivialidad fraternal y amistosa.
Desde el inicio de su mandato, el gobierno del presidente François Hollande ha respondido contundentemente a las amenazas y acciones de Daesh fuera de sus fronteras, como en Mali, República Centroafricana, Irak y Siria. En estos teatros de guerra, las tropas francesas y sus aliados luchan por defender los ideales de la libertad, en contra de la barbarie y la intolerancia.
Asimismo, el gobierno francés ha adoptado medidas, no exentas de polémica, para proteger a sus ciudadanos de actos radicales perpetrados por grupos organizados y por los llamados “lobos solitarios”.
Tan sólo este año, París atravesó una dura prueba con los ataques contra la revista de sátira política Charlie Hebdo y contra un supermercado kosher.
Recordemos que México estuvo presente ese 11 de enero junto al pueblo francés, conmocionado, pero unido y de pie al grito silencioso de: Je suis Charlie!
Posteriormente en agosto, los viajeros de un tren que efectuaba el trayecto Ámsterdam-París presenciaron un acto heroico, que frenó la tragedia. En ambos casos, las medidas implementadas por las autoridades francesas han buscado prevenir, reducir el riesgo e impedir este tipo de hechos terroristas.
Hoy, ante la magnitud de los ataques perpetrados con el objetivo de causar el mayor número de bajas y sembrar el terror entre los parisinos, México confía en que la respuesta anunciada por el presidente de Francia estará una vez más a la altura del desafío que plantea el radicalismo en todas sus formas. Y una vez más, México expresa su apoyo incondicional a un país amigo, a un pueblo cercano y a un gobierno aliado en estos momentos en que la paz y la estabilidad globales están amenazados por un enemigo. Las expresiones de valentía y unión de los parisinos con las víctimas —como las de “Puertas Abiertas”, donde los residentes de las zonas afectadas abrieron sus hogares a quienes necesitaron auxilio—, tuvieron eco alrededor del mundo.
El presidente Enrique Peña Nieto fue de los primeros mandatarios en externar su condena a los atentados y en transmitir su solidaridad con el pueblo de Francia y sus sentidas condolencias a las familias de las víctimas. Edificios emblemáticos de la capital mexicana, como la columna del Ángel de la Independencia, el Senado de la República y la Secretaría de Relaciones Exteriores se iluminaron de azul, blanco y rojo como muestra de la fraternidad que une a nuestros países.
Aunado a lo anterior, y por instrucciones del presidente Peña Nieto y de la canciller, Claudia Ruiz Massieu, se ha puesto en marcha de forma oportuna y expedita el protocolo de protección a los mexicanos en Francia. La embajada brinda información, asistencia y protección consular a los connacionales y sus familias de manera presencial, a través de canales tradicionales de comunicación y por conducto de las redes sociales.
¿Por qué en París? Porque París, hoy más que nunca, es Ciudad Luz. Un símbolo de resistencia frente a la barbarie. Porque los mexicanos, en donde quiera que estemos, compartimos los valores e ideales que fundamentan la grandeza de nuestras dos naciones.
Embajador de México en Francia