Mientras en Estados Unidos la Casa Blanca aseguró que no ve una “amenaza creíble o específica” contra el país tras los ataques ocurridos la noche del viernes en París, Europa y Asia reforzaban las medidas de seguridad a manera de precaución.

Antes de partir con rumbo a Turquía para participar en una cumbre, el presidente Barack Obama recibió un informe de su Consejo de Seguridad Nacional, al que reunió para analizar los ataques terroristas en la capital francesa, indicó la Casa Blanca en un comunicado.

“No disponemos de información que contradiga la evaluación inicial francesa sobre la responsabilidad del EI”, afirmó la Casa Blanca. Pese a que EU no percibe una “amenaza creíble o específica”, el Consejo de Seguridad Nacional abogó por revisar la seguridad en el país para garantizar que se hace “todo lo necesario para proteger al pueblo estadounidense”.

En Nueva York, donde la gente no olvida los fatídicos ataques del 11 de septiembre de 2001, la policía desplegó varios grupos de respuesta crítica de su unidad antiterrorista y varios equipos Hércules en las áreas más concurridas de la ciudad, como la plaza de Times Square o la estación de Grand Central.

“Algunos lo llaman el 11-S de París. Aquí recordamos cómo nos unimos tras el ataque al World Trade Center y la solidaridad que recibimos de gente de tantos sitios”, dijo Anna Galand, una líder comunitaria que organiza uno de los homenajes a las víctimas.

En Bélgica, donde se registraron detenciones relacionadas con los ataques de París, el gobierno ordenó a la policía elevar el nivel de seguridad y vigilancia, lo que implica también “registros sistemáticos” a la entrada de eventos públicos. El primer ministro belga, Charles Michel, afirmó que el país está “en alerta”. Para el martes, cuando se celebra un partido amistoso de futbol entre las selecciones de Bélgica y España en el estadio Rey Balduino de Bruselas, se ha pedido que los aficionados no acudan con mochilas, entre otras medidas de seguridad.

En Alemania, la policía decidió reforzar su presencia en la frontera con Francia, aunque por el momento no se han establecido controles de pasaportes ni en las carreteras ni en los aeropuertos.

Reino Unido reforzará la presencia policial en los puertos y aeropuertos, así como en los eventos que tengan lugar en los próximos días, informó Scotland Yard. En Londres, el 7 de julio de 2005 52 viajeros murieron cuando cuatro atacantes suicidas inspirados por Al-Qaeda hicieron estallar sus explosivos en tres trenes del metro y un autobús. El asistente del comisario de la Policía Metropolitana de Londres, Mark Rowley, dijo ayer que la amenaza terrorista en el país permanece como “muy posible”, el segundo nivel más alto.

Italia decidió aumentar el nivel de alerta y convocó a una reunión urgente del Comité Nacional de Orden y Seguridad Pública presidido por el primer ministro, Matteo Renzi. El aumento de los controles de seguridad afectará especialmente a las ciudades de Roma y Milán y la alerta máxima afecta a todo el territorio nacional, según el ministerio del Interior.

España mantiene el nivel de alerta antiterrorista actual, el 4, pero reforzado en algunas áreas, según el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

En medio de la crisis de refugiados que vive Europa, gobiernos alertaron de la posibilidad de que se desate una ola de xenofobia tras los ataques en París. “Pido encarecidamente que no se lancen parábolas precipitadas en el debate en torno a los refugiados”, dijo el ministro alemán del Interior, Thomas de Maizière, tras una reunión de crisis convocada por la canciller Angela Merkel con varios miembros de su gobierno.

Sin embargo, países como Polonia dijeron que lo ocurrido la noche del viernes tiene que derivar en la revisión de las políticas migratorias europeas. “La decisión de la Unión Europea (UE), que nosotros ya criticamos, para la reubicación de refugiados e inmigrantes tiene carácter vinculante. Sin embargo, tras los trágicos acontecimiento de París no vemos posibilidades políticas de aplicarlos”, dijo el futuro ministro polaco de Asuntos Europeos, Konrad Szymanski.

Hungría, que en septiembre y octubre selló sus fronteras con Serbia y Croacia para detener el flujo de personas que buscan asilo en el norte de Europa, anunció que ha elevado la alerta de seguridad por amenaza terrorista. Las medidas introducidas significan una mayor presencia policial en las calles, en los aeropuertos y en las cercanías de la planta nuclear de Paks, así como un control fronterizo más estricto. Eslovaquia, también reacio a aceptar una cuota de reparto de refugiados en toda la UE, anunció que arrestará a todo aquel que entre de forma ilegal al país.

“Desgraciadamente se acabó la era de la despreocupación y altos niveles de libertad”, advirtió en Praga el ministro de Defensa checo, Martin Stropnicky.

En Medio Oriente, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu llamó a una seguridad incrementada en sitios e instituciones judías en el mundo.

El temor llegó hasta Asia, donde las autoridades indias de Bombay pusieron a la ciudad en alerta elevada, ya que la tragedia en París trajo a la memoria los eventos de 2008, cuando insurgentes paquistaníes mataron a unas 170 personas en una serie de ataques.

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