Varios Estados árabes se sumaron a las condenas internacionales de los ataques simultáneos perpetrados en París por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), que se cobraron la vida de al menos 128 personas y causaron heridas a otras 300.
Arabia Saudita, a través de su ministro de Relaciones Exteriores, Adel al-Jubeir, expresó sus condolencias al pueblo y al gobierno francés, y aseguró que los ataques constituyen una violación de la ética, la moral y de todas las religiones.
“El reino saudita ha pedido desde hace tiempo una intensificación de los esfuerzos internacionales para combatir el flagelo del terrorismo en todas sus formas”, sostuvo el canciller este sábado desde Viena, capital de Austria.
El presidente de Emiratos Árabes Unidos (EAU), jeque Khalifa bin Zayed al-Nahyan, condenó los “crímenes atroces” cometidos contra los franceses en la capital de su país y afirmó que no escatimaría esfuerzos para combatir al terrorismo en todas sus formas.
Qatar también fustigó los ataques, denunciando que éstos violan todos los valores humanos y morales, y tras lamentar la pérdida de tantas vidas, sostuvo que “estos actos van dirigidos contra la estabilidad y la seguridad de un país”.
Por su parte, el rey Abdulá II de Jordania expresó su profundo pesar y tristeza por los ataques y sus víctimas, y comprometió su solidaridad con Francia, mientras que el príncipe heredero de Bahrein, Salman bin Hamad Al Khalifa, también ofreció sus condolencias a los franceses.
En Egipto, el presidente Abdel Fattah al-Sisi expresó sus condolencias y su solidaridad con París en un comunicado, en el cual destacó que el terrorismo “no va a debilitar la voluntad de los países amantes de la paz”.
El emir de Kuwait, jeque Sabah al-Sabah, envió de su lado un mensaje de condolencias al presidente francés Francois Hollande y aseveró que estos actos van en contra de todas las enseñanzas de fe y valores humanitarios.
El primer ministro de Irak, Haider al-Abadi, repudió los hechos en París, y afirmó que éstos mostraron la necesidad de actuar contra los militantes en todo el mundo; en tanto que el rey de Marruecos, Mohamed VI, condenó la violencia contra inocentes.
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