La concesión del premio Nobel de la Paz al Cuarteto del Diálogo Nacional en Túnez es un poderoso mensaje para el resto de los países árabes de que le diálogo funciona, afirmó hoy el presidente de Liga Tunecina de los Derechos Humanos, Abdessattar ben Moussa, uno de los fundadores de la galardonada iniciativa.
El activista insistió en que la decisión supone un gran ejemplo que atraviesa las fronteras de su país y se instala como patrón de futuro para naciones como Libia o Siria.
"El mayor significado es para los países vecinos, les dice que no deben caer en la desesperación. Les dice que solo a través del diálogo pueden llegar a la resolución de sus problemas. Solo el diálogo puede resolver los conflictos", recalcó.
"El diálogo es la única iniciativa valida para el mundo árabe y para África. Aquí permitió la transición. La clase política comprendió bien que hay que resolver los problemas así, y esto es válido también para Libia y de Siria", agregó.
La Liga Tunecina de los Derechos Humanos es una de las cuatro organizaciones que en 2013 fundaron el citado comité con el objeto de intentar salvar la deriva hacia el fracaso en la que había entrado la llamada "revolución del Jazmín", que en enero de 2011 derrocó la dictadura del huido Zinedin el Abedin Bin Ali.
Junto a la Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT), la Patronal (UTICA) y la Asociación de Magistrados, promovió una segunda vía para despojar del poder al gobierno transitorio de la troika pro islamista y a formar un segundo Ejecutivo de transición de carácter tecnócrata.
Tras meses de complejas negociaciones, con el país dividido y al borde del conflicto fratricida, sus esfuerzos dieron como fruto un gobierno de transición dirigido por el tecnócrata Mehdi Jomâa, quien durante años trabajó para la industria del petróleo en Francia.
Una negociación que tuvo, además, otros tres nombres propios: Wided Bouchamaoui (representante de la patronal), Houcine Abassi (líder sindical) y Fadhel Mahfoudh (representante del colegio de abogados), tres personas igualmente felices hoy.
"No hay que felicitar solo a las cuatro organizaciones, si no a la sociedad civil y al pueblo en general porque el diálogo triunfó gracias a la participación de los partidos políticos y el esfuerzo de organizaciones históricas e independientes, que participaron en la revolución y proceso constituyente", recordó Ben Moussa.
El activista coincidió con sus colegas y con el propio presidente del país, Bej Caid Essebsi, en que el premio llega en un momento muy oportuno, en un nuevo momento de crisis política y de confianza que volvía a colocar la revolución en el alambre.
"Aquí tenemos muchos problemas, ayer mismo tuvimos un intento de asesinato, y estamos convencidos de que la mejor solución sigue siendo el diálogo", explicó Ben Moussa.
Precisamente dos asesinatos, los de los políticos Chokri Belaïd y Mohamad Brahmi en febrero y julio de 2013 fueron la señal de alarma que condujo a la fundación del Cuarteto reconocido hoy con el Nobel.
Un nuevo intento fallido de asesinato este jueves, esta vez del diputado del partido mayoritario Nida Tunis, volvió a sacar la luz esos fantasmas.
El problema del terrorismo está muy presente en el país y pesa como una losa sobre su moral desde que este año dos atentados yihadistas segaran la vida de 60 turistas extranjeros en el museo del Bardo y una playa de la ciudad costera de Susa.
"En este momento difícil, después de los atentados, este premio permite volver a impulsar el diálogo. Ese es el mayor impacto", subrayó Ben Moussa.
También para intentar resolver problemas del pasado como los que ha destapado la controvertida ley de reconciliación económica, una suerte de amnistía fiscal para los implicados en la corrupción durante la dictadura.
"Hay una ley de reconciliación económica que ha dividido a la clase política y a los partidos. Nosotros, los del Cuarteto estamos aquí para buscar una iniciativa que resuelva esa reconciliación como lo esta la comisión de la verdad", agregó.
"Y este premio, claro que nos ayuda" en esa dura tarea, concluyó Abdessattar ben Moussa, para quien todavía queda un largo trecho por recorrer.
"No podemos hablar como si estuviéramos en la época de Ben Ali, hoy hay libertad de opinión y de prensa garantizada, no va a haber marcha atrás, pero hay que seguir promoviendo leyes y desarrollando la constitución para que se pueda implantar", subrayó.
"Faltan reformas importantes como el proceso de los detenidos, o el fin de la tortura. Negociación para poder visitar las prisiones sin previo aviso. En los derechos humanos hay altibajos, no se puede cambiar de la noche a la mañana, pero mientras la sociedad civil exista y hay militarismo se podrá avanzar", apostilló.
ovs