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Los cuerpos de rescate y seguridad continúan el lunes rescatando los cuerpos de pobladores de una comunidad guatemalteca que fue parcialmente sepultada por un alud, con pocas esperanzas de hallar sobrevivientes, mientras sigue en aumento la cifra de muertos y surgen cuestionamientos a las autoridades sobre por qué permitieron que se edificaran casas en la zona.
Sergio Cabañas, coordinador de las labores de emergencia y rescate El coordinador de las labores de emergencia y rescate, Sergio Cabañas, dijo a The Associated Press que tras reanudarse las labores de búsqueda el lunes se encontraron más cuerpos y la cifra de fallecidos alcanza ya los 152.
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, conocida como Conred, aseguró poco antes que desde el año pasado había advertido a la municipalidad de Santa Catarina Pinula sobre los riesgos que representaba el cerro e incluso había recomendado que se hiciera un plan para reubicar a los pobladores.
Por lo pronto, el organismo declaró inhabitable la zona del desastre en la colonia Cambray II, donde el deslave ha dejado oficialmente hasta ahora 152 personas fallecidas y al menos 300 desaparecidos.
Alejandro Maldonado, director de la Conred, afirmó que la municipalidad de Santa Catarina Pinula y su alcalde Tono Coro fueron informados desde diciembre de 2014 sobre el grave riesgo que corrían los habitantes debido a que el río que pasa por el lugar debilitaba al cerro. Coro dejó la municipalidad a principio de año para lanzar su candidatura a la alcaldía capitalina, pero perdió, en las elecciones realizadas el mes pasado.
Interrogado sobre si se podría denunciar a la municipalidad por no seguir la recomendación de la coordinadora, Maldonado dijo que esperarán a que la autoridad local les entregue un reporte sobre lo que hicieron para decidir cómo proceder.
El vocero de la municipalidad, Manuel Pocasangre, ha dicho que las autoridades locales habían advertido a la población sobre los riesgos pero que la gente no quería salir.
Pero habitantes niegan que hubieran sido advertidos de algún riesgo.
"Si hubiese sabido del peligro que estamos corriendo no habríamos comprado", dijo Sonia Hernández, una mujer de 26 años que tiene 10 familiares desplazados por al alud y cinco más desaparecidos de otra casa.
"Habríamos estado comprando prácticamente nuestra propia tumba", comentó desde el auditorio de la municipalidad habilitada para recibir a los afectados.
Clara Elena Solórzano, de 40 años, dijo que habían vivido en la colonia por 17 años en una casa que construyó su esposo, tiempo durante el que sólo pensaron en el posible riesgo del río que cruza por ahí, aunque nunca llegó a su casa. Ahora espera que el gobierno los ayude.
"Nos dijeron que se tienen que organizar, que tienen que comprar terrenos", dijo. "Igual y están reuniendo dinero para construirnos casitas, pero nada concreto", añadió.
Maldonado advirtió, además, que en toda la zona metropolitana de la capital de Guatemala hay asentamientos en zonas de alto riesgo.
"Esto que se dio en Cambray es simplemente un caso trágico de muchos potenciales que podemos tener en el área metropolitana", dijo.
La zona estaba habitada, según las autoridades, por al menos 600 familias.
El gobierno guatemalteco decretó el lunes tres días de duelo por el desastre.
Maldonado añadió que "el objetivo primordial" es recuperar todos los cuerpos pero advirtió que "no vamos a exponer vidas humanas innecesariamente".
Cabañas, el coordinador de la emergencia, dijo antes a la AP que "técnicamente pues no hay sobrevivientes".
La razón fundamental por la que los socorristas tienen pocas esperanzas es porque las casas a las que tuvieron acceso, y de donde han extraído cadáveres, estaban inundadas a causa del río que colindaba con la colonia y que se salió de su cauce.
"Hemos encontrado agua en las casas por el desborde del río", dijo Cabañas. "Esperemos que las viviendas que están atrás (que fueron corridas por el deslave), no tengan el mismo problema, aunque no hemos llegado a ninguna loza (o techo) de las casas que están atrás".
Cabañas explicó que para que alguien sobreviva en estas condiciones debe tener agua para beber, un espacio con acceso hacia afuera para respirar, una buena condición física y que la persona no esté muy lastimada.
"En el caso de niños y jóvenes las posibilidades son mejores", agregó.
El jueves en la noche el deslave dejó sepultadas bajo tierra a más de 125 casas de la colonia Cambray II, a 15 kilómetros al este del centro histórico de la capital guatemalteca.
La estrategia de búsqueda ha variado. En un primer momento se hizo a mano con picos, palas y maquinaria pero conforme pasaban las horas se fue reduciendo la cantidad de rescatistas en el lugar.
El viernes miles de personas, entre rescatistas y familiares, ayudaban a buscar sobrevivientes. El sábado 1.600 rescatistas participaron en las labores, el domingo la cifra se redujo a 1.031 y el lunes se autorizó solamente a 125. Unas 70 máquinas retroexcavadoras trabajan en el lugar.
Cabañas dijo que la diferencia de esta situación con un terremoto es que en un sismo las estructuras caen y pueden dejar espacios, pero el agua y la tierra complican las posibilidades de supervivencia.
"El problema es que desde hace día y medio no hemos recuperado a nadie con vida y esto frustra", reconoció Cabañas. "No quiero sacar muertos, la prioridad es la vida".
El fiscal Edwin García, a cargo de procesar la escena del desastre y determinar las causas de muerte, dijo que ha solicitado a los rescatistas tener mayor cuidado al momento de utilizar maquinarias pues los cuerpos están desmembrados.
"Al inicio del trabajo no hubo ningún problema porque los cadáveres que se fueron encontrando se podían visualizar, el problema de ahora es que ya hay más cuerpos desmembrados", dijo el fiscal.
Al menos tres millones de metros cúbicos de tierra es lo que la Conred ha calculado que se desprendieron del cerro que sepultó parte de la colonia Cambray.