Cuerpos de rescate de Guatemalarecuperaron hasta el domingo los cadáveres de 122 personas que perecieron en uno de los peores aludes en la historia del país, mientras 300 aún permanecían desaparecidas y los cementerios estaban llenos de traumatizados familiares dando sepultura a sus seres queridos.
El secretario ejecutivo de Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), Alejandro Maldonado, dijo que el organismo advirtió que un desastre así iba a suceder porque hay en el país cerca de 600 asentamientos vulnerables a inundaciones y deslaves como el que ocurrió el jueves.
"Es un evento grande que sabíamos que iba a pasar porque dimos la alerta a tiempo", lamentó Maldonado en el lugar del desastre, el barrio El Cambray 2 en el pequeño poblado de Santa Catarina Pinula, a 15 kilómetros de la capital.
Muchos no tenían dónde velar a sus muertos porque sus casas estaban semiderrumbadas o totalmente soterradas, por lo que las iglesias cedieron espacios para los velatorios y la alcaldía y otros organismos donaron los ataúdes.
"Me siento afortunado, porque otras familias ni siquiera pueden llorar a sus muertos. Pero me gustaría encontrar a la mamá de mis hijas. Mi deseo es que mi familia quede completa y descanse completa", dijo Alejandro Escalante, de 45 años.
El hombre, quien trabaja como taxista, colocó los cuerpos de sus hijas María Fernanda y Massiel, de 23 y 22 años, respectivamente, y de su nieto Angel, en nichos contiguos del cementerio de Santa Catarina, y dejó uno vacío al lado para su ex mujer Gloria, cuyo cuerpo no ha sido recuperado.
Por las calles del pueblo pasaban hombres cargando a los fallecidos en féretros y cientos de dolientes sollozaban encima de ataúdes en el cementerio, mientras curas, monjas y pastores de otras religiones los acompañaban.
Del total de cuerpos extraídos del derrumbe, 53 estaban sin identificar.
Sitio peligroso
Durante la madrugada, en una humilde casa de la Zona 14, una de las 23 en que se divide la capital, el pastor evangélico Reginaldo Gómez veló a su nieto Andrés, de 4 años, en un pequeño ataúd forrado de tela satinada blanca y celeste con una foto del pequeño y flores a los costados.
Andrés pereció junto a su hermano y su madre en el alud, pero sólo su cuerpo fue recuperado.
"Podría ponerme rebelde y alegar contra el Gobierno. Pero también hubo irresponsabilidad nuestra, porque sabíamos que era un sitio peligroso", dijo Gómez, quien hace años perdió a sus dos hijos mayores en un accidente, lo que le despertó la fe y lo motivó a convertirse en pastor.
La montañosa Guatemala es de las naciones más vulnerables del mundo a los desastres naturales por las intensas lluvias y huracanes que afectan a su territorio, pero además por la extendida pobreza que lleva a muchos a vivir en zonas peligrosas.
Maldonado dijo que las tareas de rescate, con palas mecánicas y cientos de socorristas continuarán. Anunció que serán desalojadas y enviadas a albergues las personas cuyas casas quedaron aún en pie, en la parte más alta del cerro.
"Con todo respeto le digo a los guatemaltecos que viven en zona de riesgo que sabemos que es complicado dejar una vivienda, pero todo lo puedes reponer menos la vida", dijo Ricardo de la Cruz, director de Protección Civil de México.
El Gobierno de México envió el sábado un equipo de apoyo integrado por efectivos del Ejército, la Marina, policías federales y funcionarios de Protección Civil, que llevaban 16 perros para colaborar en las tareas de recuperación de cuerpos.
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