Kabul.— Médicos sin Fronteras (MSF) informó ayer que al menos 19 personas murieron, incluidos 12 miembros locales de su equipo, a causa de un “prolongado bombardeo” contra uno de sus hospitales en la ciudad de Kunduz, en el norte de Afganistán. El gobierno afgano aseguró que el bombardeo fue obra de las fuerzas aéreas estadounidenses después de que terroristas del talibán se refugiaran en el hospital.

La organización humanitaria internacional dijo en un comunicado que el ataque al hospital, que tenía más de 100 pacientes, comenzó a las 2:08 de la mañana, sin que precisara si en ese momento había insurgentes en el lugar y que desconocía si los miembros de su personal murieron debido al fuego de los talibán, del gobierno o de las fuerzas estadounidenses. El grupo agregó que otras 30 personas continuaban desaparecidas tras el incidente.

Entre los muertos se cuentan siete pacientes de la unidad de cuidados intensivos, tres de ellos niños, agregó.

Un total de 37 personas resultaron heridas, de ellas 19 miembros de MSF, así como 18 pacientes y sus cuidadores. Cinco heridos del personal de MSF estaban en condición crítica, según la organización.

Adil Abkar, médico del centro de trauma que estaba en servicio al momento del ataque, dijo a The Associated Press que “logré escapar pero sé que la mayoría del personal e incluso algunos pacientes están desaparecidos”.

El coronel estadounidense Brian Tribus, portavoz de la misión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Kabul, ofreció disculpas al presidente afgano, tras admitir que un ataque de las fuerzas de EU “puede haber causado daño colateral a un centro médico cercano”.

“Se está investigando el incidente”, añadió. El presidente de EU, Barack Obama, externó sus condolencias por lo que llamó un “trágico incidente” y pidió esperar los resultados de la investigación antes de emitir un juicio.

Las fuerzas afganas, con apoyo de ataques aéreos estadounidenses, combaten a los insurgentes a fin de expulsarlos de esta ciudad estratégica, que capturaron tres días antes, aunque las autoridades la recuperaron el jueves.

El Ministerio de Defensa afgano dijo que “terroristas” armados entraron al hospital de MSF y usaron “como escudo las instalaciones y a la gente en su interior”, mientras disparaban contra las fuerzas de seguridad. El general de brigada Dawlat Waziri portavoz adjunto del ministerio, dijo que helicópteros artillados dispararon contra los insurgentes y causaron daños a los edificios.

El portavoz del Ministerio del Interior, Sediq Sediqqi, expresó que de 10 a 15 “terroristas” estaban ocultos en el hospital al momento del ataque. “Todos los terroristas murieron, pero también perdimos doctores”, señaló. El portavoz agregó que 80 miembros del personal del hospital, incluidos 15 extranjeros, fueron llevados a sitios seguros.

MSF aseveró que el ataque fue una “grave violación al derecho internacional humanitario” y exigió una investigación independiente. El titular del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, advirtió que “la gravedad de este incidente se refuerza por el hecho de que, si fuera considerado como deliberado por una corte de justicia, el bombardeo de un hospital puede ser un crimen de guerra”.

Al Hussein señaló que este hecho es “trágico, inexcusable y posiblemente criminal”. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió una “investigación imparcial” de los hechos.

El presidente mexicano Enrique Peña Nieto manifestó, vía Twitter, sus condolencias “por la tragedia ocurrida en el hospital de Médicos Sin Fronteras en Afganistán”.

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