Moscú.— Rusia intensificó ayer sus ataques contra las posiciones del Estado Islámico (EI) en Siria, con 18 misiones en poco más de 24 horas, al tiempo que el presidente estadounidense advertía que los esfuerzos rusos por apoyar al régimen sirio sólo meterán a Moscú “en un atolladero” y constituyen una “receta para el desastre”.

En el tercer día de su campaña militar en Siria, aviones rusos atacaron varias provincias del norte, a diferencia de las dos jornadas anteriores en las que se limitaron a bombardear Homs (centro), Hama (centro) e Idlib (norte). Por primera vez desde el inicio de las operaciones, Rusia tuvo como blanco el principal feudo del EI en suelo sirio, la provincia nororiental de Al Raqa, dijo a la prensa en Moscú el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov. Según los partes del Ministerio, los bombarderos y cazas han destruido centros de mando, campos de entrenamiento, arsenales con armamento y vehículos militares, almacenes de combustible, fábricas de munición y varios búnkers.

En respuesta a los bombardeos, el EI lanzó ayer dos ofensivas en el noreste de Siria contra los barrios dominados por el régimen en la urbe de Deir al Zur y contra las milicias kurdosirias en Yabal Abdelaziz, en Al Hasaka.

Siria defiende la legitimidad y la efectividad de la intervención rusa solicitada por el propio presidente sirio Bashar al-Assad con el argumento de que los aviones rusos han hecho más en tres días que la coalición antiterrorista en más de un año de lucha contra los yihadistas.

Sin embargo, Estados Unidos volvió a criticar la intervención rusa. En una rueda de prensa en la Casa Blanca, Obama dijo que “está claro” que las fuerzas rusas en Siria “no distinguen entre el Estado Islámico y la oposición moderada sunita y eso es una receta para el desastre”.

En un comunicado difundido por el Departamento de Estado de EU, los gobiernos de Francia, Alemania, Qatar, Arabia Saudita, Turquía, Reino Unido y EU manifestaron su preocupación por la operación rusa en Siria que, dijeron, ha causado “la muerte de civiles... Estas acciones militares constituyen una intensificación adicional, y no tendrán otro efecto que incitar a mayor extremismo y radicalización”.

El presidente francés François Hollande abordó el asunto con Putin, al margen de una cumbre del llamado “formato de Normandía”.

“Putin siempre ha apoyado a Al-Assad..., pero la situación no es poner a Al-Assad de un lado y al Estado Islámico (EI) del otro. En medio hay muchos grupos de oposición dispuestos a ir a un proceso político y que deben ser la prioridad de trabajo”, aseguró Hollande, quien añadió que el futuro sirio implica la salida de Al-Assad.

La Coalición Nacional Siria (CNFROS), principal alianza política opositora, instó ayer al Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas a que adopte una “resolución clara” para obligar a Rusia a que detenga su “agresión” contra el pueblo sirio.

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