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Ciudad de Guatemala.— Con un “voto arriesgado”, el pueblo guatemalteco dio un “salto al vacío” al elegir al comediante Jimmy Morales como próximo presidente de Guatemala e invirtió un viejo refrán, porque prefirió a un “nuevo por conocer que a un viejo por conocido”. Edgar Gutiérrez Girón —guatemalteco, director del Instituto de Problemas Nacionales de la estatal Universidad de San Carlos, economista, experto en política exterior y canciller de 2002 a 2004— apela a esas frases para dibujar el futuro de Guatemala.
Gutiérrez sabe que Guatemala está en una hora decisiva, tras ser estremecida este año por escándalos de corrupción que en septiembre provocaron la renuncia de Otto Pérez Molina a la presidencia y su arresto, y luego de que Morales, inexperto en asuntos públicos, ganó el pasado domingo la segunda vuelta de los comicios.
¿Hacia dónde va Guatemala?
—La inflexión ocurrió en abril de este año, cuando la población salió a las calles a exigir la renuncia de Pérez por graves actos de corrupción. Es relevante, porque la ciudadanía se sacudió el fardo que la mantuvo inmovilizada, distante y ajena al proceso político: acudía a las urnas cada cuatro años pero se desentendía de lo que hacían sus gobernantes.
¿Cuáles son los factores del cambio?
—La gente está ahora en una auditoría social y el espíritu ciudadano inflamado impactó en las urnas. La derrota (en primera vuelta el 6 de septiembre pasado) del candidato Manuel Baldizón (del partido Libertad Democrática Renovada), casi seguro ganador, es ni más ni menos que una forma democrática de depuración de la clase política. Más relevante que lo que haga un gobierno, el futuro de Guatemala está esta vez en manos de la ciudadanía, que recuperó autoestima, está empoderada y se ha dado cuenta de que tiene más poder del que imaginó. La población estuvo secuestrada por políticos que repartían el pastel del presupuesto público a su sabor y antojo y que deben cuantiosas facturas a sus financistas. La democracia también estuvo secuestrada.
¿Morales entiende que el pueblo jamás volverá a tolerar esa práctica?
—La población hizo un voto arriesgado e invirtió el refrán de ‘más vale viejo por conocido que nuevo por conocer’. Ahora votó diciendo ‘más vale nuevo por conocer que viejo ya conocido’. Con Sandra Torres [candidata derrotada] ya sabía lo que venía y con Morales es un salto al vacío: es un político enteramente nuevo, amateur, y el cronómetro se activó el domingo por la noche.
La gente está atenta si hará gobierno con políticos del pasado, empresarios que defienden intereses particulares o militares asociados a la mafia. Morales se debe cuidar: si transmite una señal equivocada eligiendo colaboradores señalados de corrupción, vendrá la primera encendida. La gente pide un plan inmediato para salir del bache.
¿Y si hace pactos políticos?
—Morales puede hacer acuerdos, pero lo que tiene en este momento a su lado es a la ciudadanía. Ya vimos el poder de la ciudadanía para transformar cosas. Si él descansa en la ciudadanía y la llama a que presione al Congreso para un presupuesto decente y otras acciones, podrá trabajar. El mandato a Morales es para eso. Si no tiene coraje para entrarle, la gente también tomará nota de eso.