Buenos Aires.— Lo primero que surgió del llamativo resultado electoral del domingo en Argentina es que el kirchnerismo y la presidenta Cristina Kirchner iniciaron el último acto de su largo periodo de gobierno.

Daniel Scioli (36.86%) no logró hacer verídicas las encuestas que le vaticinaban una victoria de casi 10 puntos de ventaja sobre Mauricio Macri (34.33%) y ahora todo se definirá en una segunda vuelta el próximo 22 de noviembre.

El hecho histórico de estos comicios es la derrota del peronismo en su principal bastión, la provincia de Buenos Aires, tras 28 años de gobierno ininterrumpido. Algo que sólo se explica por la ventaja con la que contó Macri desde hace tiempo. La propia presidenta, quien sigue sin aparecer en público, se había convertido en su inmejorable jefa de campaña. Haber elegido al actual jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, como candidato a gobernador y rodear a Scioli de gente de su confianza, pero con escasa experiencia electoral, muestran hasta dónde llegó el fallo de la mandataria, quien para el analista Rosendo Fraga “aparece como la máxima responsable de este resultado”.

Fue el hartazgo de gran parte de la sociedad, la crispación permanente de los discursos presidenciales y la forma en que se condujo la economía en estos años, hasta llevarla por un sendero de inflación y ahora ajuste y devaluación, lo que provocó esta “herida grave”, en lo que el oficialismo define como “el proyecto”.

Junto a la estratégica Buenos Aires, el peronismo perdió Jujuy, en el gobierno desde 1987 y Chubut, y terminó cediendo la mayoría en la Cámara de Diputados, lo que convierte —a pesar de lo que suceda en noviembre— a esta en una derrota “histórica” del movimiento, que fundara el general Juan Perón en 1945.

“Hoy respiramos más aliviados. Hay otro aire, porque creo que surgió una alternativa sería que puede pacificar los ánimos y conducir al país con previsibilidad”, explicó Marianela Acosta, estudiante de ciencias exactas, mientras festejaba en el predio de Costa Salguero, el paso al balotaje.

Los mercados ayer reaccionaron positivamente. Los papeles de deuda argentinos en Walt Street se dispararon casi 22% y el dólar paralelo descendió 49 centavos, gracias al “efecto Macri”. El panorama para la segunda vuelta aparece más que abierto.

“Scioli necesita articular otro discurso y tomar distancia del gobierno si quiere revertir la situación”, opinó Fraga. Algo que hasta ahora en sus dos apariciones, el candidato kirchnerista no demostró poder hacerlo. Después de haber evadido el debate presidencial previo a la primera vuelta, ahora es el gobernador bonaerense el que propuso ayer discutir propuestas con Macri, quien aceptó el duelo.

El otro aspecto de cara a la segunda vuelta es el rol que jugará Sergio Massa (21.34%), transformado en el árbitro de la contienda.

Tanto Macri como Scioli iniciaron contactos para tratar de acercarlo a sus posiciones, aunque todos tomaron nota de que el ex jefe de gabinete de Cristina abogó “por un cambio”, palabra repetida como un latiguillo por el macrismo en la campaña.

De algo existe certeza ahora con el escrutinio finalizado. Que el domingo en la noche, sin importar lo que pase el próximo 22 de noviembre, comenzó el último acto de una llamativamente silenciosa Cristina Kirchner.

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