Un comandante del grupo yihadista libio Ansar al Sharia murió anoche en la ciudad de Bengasi durante duros combates con fuerzas leales a Gobierno de Tobruk, informó hoy a Efe una fuente de Seguridad.

Mansur Alhalala, de 26 años y jefe del ala militar del grupo, perdió la vida en un tiroteo en el área de Garyunes con milicianos bajo el mando del general Jalifa Hafter, antiguo general gadafista ahora jefe de las fuerzas de Tobruk.

La fuente elevó, asimismo, a 12 el número de civiles muertos el viernes al caer un cohete en un manifestación contra la ONU que se celebraba en una plaza del centro de Bengasi, segunda ciudad en importancia de Libia.

El Congreso Nacional General (CNG), gobierno rival en Trípoli, condenó el domingo el ataque y exigió que se identifique a los culpables de la masacre, que dejó también cerca de una veintena de heridos.

"Las heridas de Bengasi, epicentro de la revolución de febrero (que derrocó la dictadura de Muamar Al Gadafi) se ahondaron con el ataque a la plaza de Kish", dijo el CNG en un comunicado.

Según fuentes médicas, el proyectil impactó el sábado en las inmediaciones de la céntrica plaza en el momento en el que alrededor de 2.000 personas clamaban contra la decisión del enviado especial de la ONU, Bernardino Léon, de imponer a Feiz al Serraj como primer ministro interino.

Hasta el momento, se desconoce cuál de las diversas milicias que combaten en la ciudad, la segunda en importancia de Libia, lanzó el proyectil, y si este cayó allí de forma accidental o producto de un ataque planeado.

Bengasi es escenario de sangrientos combates desde que en mayo de 2014 milicias afines al gobierno de Tobruk lanzaran la llamada "Operación Dignidad", una ofensiva bélica destinada a minar el poder del Ejecutivo rival de Trípoli.

Desde entonces, más de 100.000 civiles se han visto obligados a abandonar la urbe por la virulencia de los combates, en una guerra de desgaste que ha sido aprovechada por grupos yihadistas afines al Estado Islámico para asumir el control de algunos barrios.

Libia es un Estado fallido, víctima de la guerra civil y el caos, desde que en 2011 la comunidad internacional apoyara militarmente el alzamiento rebelde contra la dictadura de Al Gadafi.

Hace un año, arrancó un proceso de paz auspiciado por la ONU que de momento está bloqueado por las diferencias insalvables, especialmente en el terreno militar, entre dos gobiernos, el de Trípoli y el de Tobruk, que carecen ya legitimidad alguna.

En este sentido, Hafter, miembro de la cúpula militar que aupó al poder a Gadafi (1969-2011) -convertido años después en su principal opositor en el exilio- y su ofensiva sobre Bengasi están considerado uno de los mayores escollos para esa buscada paz.

mgg

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