Obispos que participan en el Sínodo de la Familia, coincidieron, como parte del documento final que entregan hoy al papa Francisco, en la necesidad de fortalecer acciones para atender problemas como el de la migración, familias en pobreza extrema, violencia familiar, niños de la calle y en un marco de discernimiento, tratar de forma particular los casos de divorciados vueltos a casar.

En tanto que el término de la homosexualidad se tocó considerando a una persona con esa tendencia como parte de una familia, sin cambiar el principio de la Iglesia de que un matrimonio es conformado por un hombre y una mujer.

El arzobispo de Viena, Christoph Schönborn dijo en conferencia de prensa que en el documento final del Sínodo, "no van a encontrar mucho sobre la homosexualidad, y esto quizá va decepcionar a algunos (...) Hemos dicho que el tema sí se ha tocado bajo el concepto de la familia. La experiencia de un hermano, hermana o tío, de una persona querida de la familia, de un pariente que es homosexual, y hablamos de cómo encarar esta situación como cristiano.

"Esto se ha mantenido en el tema de la homosexualidad", que es delicado y el hecho de que no se haya profundizado en éste, no significa que no sea importante para la Iglesia, pero a nivel sinodal quedó claro que se debe respetar la diversidad política y cultural, insistió Christoph Schönborn.

En la conferencia de prensa en donde estuvieron el vocero de la Santa Sede, Federico Lombardi, así como el laico Hervé Janson, prior general de los Pequeños Hermanos de Jesús y Raymundo Damasceno, presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil y arzobispo de Aparecida, este último habló de que en el Sínodo se ha propuesto que ante la situación que se vive en cada país, las familias pueden crear asociaciones promoviendo y defendiendo políticas publicas ante sus estados.

Se propone, dijo, una asociación de familias, porque muchas veces estas no tienen fuerza y requieren promover y defender sus derechos, así como políticas públicas en favor de este núcleo de la sociedad. "La familia no puede quedarse cerrada y debe abrirse a la sociedad", destacó Raymundo Damasceno.

Christoph Schönborn reiteró sobre el tema de los divorciados vueltos a casar que en donde subrayó que "la palabra clave es discernimiento", en el marco de lo cual "no hay blanco y negro", porque las situaciones son distintas, de ahí la importancia de que los ministros religiosos aborden caso por caso de acuerdo a lo que establece el catecismo.

Damasceno coincidió sobre el particular y enfatizó sobre el proceso de discernimiento. "Cada situación es propia y concreta" y una vez que las parejas están integradas, según su situación en la Iglesia, pueden participar en los diferentes ámbitos dentro de la comunidad litúrgica, pastoral, administrativa o educativa dentro de la propia Iglesia, pues es así como los ministros pueden tener un mejor contacto y acompañamiento y pueden llegar a la comunión plena con la Iglesia.

El presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil mencionó que en el Sínodo iniciado el pasado 4 de octubre, ha habido un “clima de mucha fraternidad”, que es siempre una expresión de la cordialidad de la Iglesia, y una forma de colaboración de los obispos con el sucesor de Pedro.

“Lo que más me llamó la atención fue la metodología, diferente a la de los anteriores” y que “se dio mucha importancia a los círculos menores, a los trabajos de grupos, constituimos 13 según el idioma de cada uno". Y esto “ha permitido a los padres sinodales una participación más efectiva”.

Aseguró que en sus participaciones, los obispos se expresaron con “total libertad”, porque “el papa insiste mucho que es necesario escuchar con humildad y comparar las experiencias, las opiniones de cada uno de los padres sinodales y de los que participan, como los delegados fraternos, y los auditores. Todo para después buscar a través de ese diálogo el mayor consenso posible “para llegar a las conclusiones con un espíritu de comunión”.

ahc

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